Uno de los aspectos notables del proceso electoral en curso en México es la paridad en las candidaturas, en particular, en los cargos ejecutivos. Ello ha sido el resultado de la aprobación de la paridad como principio constitucional en 2014 y, posteriormente, de la reforma que aprobó la “paridad en todo” en 2019. Ambas reformas son producto de un largo camino en la lucha de mujeres partidistas y agrupaciones feministas que, a través de alianzas intrapartidistas, estrategias como el cabildeo y el litigio estratégico, han impulsado reformas y solicitado la intervención de las autoridades electorales, para acceder a los espacios de poder de los cuales estuvieron excluidas durante décadas.
#ColumnaInvitada | Gubernaturas en disputa: ¿paridad en todo?
Los primeros avances se han dado progresivamente en la conformación del Congreso federal (que actualmente es paritario) y los congresos locales (en su mayoría paritarios). No obstante, el camino a la paridad en los cargos ejecutivos ha sido más complejo debido a que ha sido controversial cómo aplica el principio a un solo cargo en disputa aunado a que son candidaturas más escasas y más codiciadas debido al manejo de recursos, la visibilidad y el liderazgo.
Esto es más que evidente para la Presidencia, pero también para las gubernaturas, ya que éstas permiten manejar recursos presupuestales a nivel local, consolidar liderazgos y son una plataforma para otros cargos políticos. Estas candidaturas estuvieron reservadas para los hombres y son muy disputadas dentro los partidos.
Sin duda, es un hecho único en la historia político-electoral de México tener dos candidatas a la Presidencia de las dos coaliciones relevantes y cuyo resultado seguro será tener a la primera mujer en ese cargo. Considérese que de 1982 a 2018, únicamente hubo siete mujeres candidatas a la Presidencia. En el caso de las gubernaturas, el porcentaje de mujeres contendientes también fue bajísimo antes de la paridad: de 1979 a 2018 únicamente hubo nueve gobernadoras, dos de ellas ocuparon el cargo de manera provisional, y de 2015 a 2019, los partidos postularon 15% de mujeres a este cargo. Así, el acceso de las mujeres a estas candidaturas ha sido limitado y recientemente ha requerido de la intervención de las autoridades electorales ante la omisión de los partidos para cumplir con la paridad.
Lee más
Este año habrá elecciones para las gubernaturas de Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Tabasco, Puebla, Veracruz, Yucatán y la jefatura de gobierno en la Ciudad de México y, como ha ocurrido desde 2021, el Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó lineamientos para que los partidos cumplieran con la paridad en estas candidaturas. Así, el 24 de octubre de 2023 el instituto aprobó un acuerdo mediante el cual los partidos deberían postular al menos a cinco mujeres de nueve gubernaturas en disputa y la decisión de dónde colocarían candidatas recayó exclusivamente en los partidos.
Esto ocurrió en medio de varios jaloneos entre partidos y autoridades electorales y los partidos argumentaban intromisión por parte del INE en su autonomía. No obstante, los partidos son entidades de interés público y sus militantes han exigido, en numerosas ocasiones, la intervención de las autoridades electorales para hacer cumplir la paridad. Gracias a ello, en la actualidad tenemos 10 gobernadoras y más mujeres candidatas que candidatos a las gubernaturas en el presente proceso.
Como se muestra en el cuadro, el resultado es que hay 16 candidatas y 13 candidatos en los nueve estados en los que se disputa la gubernatura.
El único estado en el que solamente contienden hombres es Puebla, mientras que en Morelos y Guanajuato únicamente contienden mujeres. Los demás estados presentan candidaturas de ambos géneros, de tal forma que seguro se sumarán, al menos, dos gobernadoras a las 10 que actualmente ya gobiernan en los estados.
Así, el largo y sinuoso trayecto hacia la paridad está dando sus frutos. Las elecciones de 2024 son un punto de llegada que marcarán un antes y un después en los procesos electorales incluyentes. Las mujeres deben estar en todos los espacios donde se toman las decisiones. Los partidos aprobaron la paridad; sus militancias están compuestas por más del 50% de mujeres y el que no haya habido más mujeres en las candidaturas es un problema de cómo se ha estructurado tradicionalmente el acceso a los cargos y a la representación. Los partidos en tanto entidades de interés público están obligados a renovar sus mecanismos de selección de candidaturas.
_____
Nota del editor: Esperanza Palma es profesora e investigadora del Departamento de Sociología de la UAM Azcapotzalco. Integrante de la Junta Directiva de AMECIP. Síguela en X (@EsperanzaIPalma). Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.