De ninguna manera un plan como el propuesto por el Presidente busca mejorar el sistema electoral, ni democrático del país, como él aduce. Y sus seguidores fieles, poco versados en el tema por su perfil socioeconómico, no entienden las implicaciones.
Tampoco, como dicen los críticos, es éste el primer Presidente que busca vulnerar las instituciones democráticas del país, ni es esta la primera reforma que lo hace. Lo buscaron Calderón y Peña con similar ahinco; el último, con mayor eficiencia.
Basta recordar las reformas político electorales de 2008-09, y principalmente, la de 2013-2014. Reformas que en mucho afectaron al sistema electoral, introduciendo vicios que fueron dinamitando al sistema. No olvidemos la manera de nombrar consejeros y magistrados del TEPJF; y en este último, el vergonzoso alargamiento de los periodos de los actuales consejeros.
Uno de los principales vicios es la carrera por el dinero ilegal en las campañas, que hizo que su costo real fuera al menos 10 veces más del costo formal calculado por las autoridades electorales. Y por supuesto, el sistema de contribuciones a candidatos a cambio de contratos ilegales ya en el poder.
Pero anterior a ello, en México llevábamos 30 años de reformas que generaron un proceso gradual y exitoso de apertura y consolidación democrática. Empezando por la famosa reforma de Reyes Heroles, pasando por reformas en cada sexenio, que pararon cuando Fox llegó al poder.
Ese proceso de reformas se caracterizó por el diálogo entre las fuerzas políticas, con especial atención a las fuerzas minoritarias; y entre ellas a las de izquierda. En ese diálogo, se fueron acordando importantes convergencias que permitieron en México tener el sistema organización de elecciones más sólido y prestigiado del mundo, gracias a la autonomía de sus organizadores.
Hoy, a 45 años de Reyes Heroles y el éxito de las verdaderas izquierdas mexicanas, López Obrador, en congruencia con sus convicciones, se lanzó abiertamente en contra de esas décadas de lucha progresista democrática que permitió abrir el camino para que él mismo llegara a la Presidencia.
Lo dijo la Senadora Beatriz Paredes en su posicionamiento ante el Pleno: “Ahora, (…) quien alegó la falta de democracia en el país, desde lejanas elecciones estatales en Tabasco, y después, permanentemente, en varios momentos exigió que el gobierno sacara las manos de las elecciones, demandando autonomía de los órganos electorales, presenta iniciativas que a juicio de muchos representan una regresión autoritaria. Pero el poder transforma. A veces, revela las verdaderas naturalezas”.