De acuerdo con el reporte “¿Cuánto ha avanzado la representación política de las mujeres en México? Análisis histórico 1953-2022” realizado por Consultoras en Género y Gobierno (CGG), en 1955, la primera elección en la cual las mujeres pudieron participar, se eligieron cuatro diputadas. Actualmente, hay 250 mujeres ocupando una curul: un aumento de 6,150% en 67 años.
Esto fue posible después de varias reformas a la Ley que comenzaron en 1993, con la recomendación de incluir cuotas de género, y que culminaron en 2019 con la paridad total en ambas Cámaras del Congreso de la Unión y en las candidaturas a puestos de elección popular. Paulatinamente, y gracias a la perseverancia de muchas mujeres, se han abierto más espacios para la toma de decisiones, aumentado con ello no solo el número de legisladoras, sino también gobernadoras y secretarias de Estado.
Pese a que hay más diputadas y senadoras en escena, no participan en los principales órganos de decisiones políticas como la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, donde no hay mujeres. Las legislaturas han incluido en sus debates temas como la violencia machista, la prohibición del matrimonio infantil o el sistema de cuidados. Sin embargo, aún no se han generalizado ciertos derechos como la interrupción legal del embarazo. Este último sólo se han aprobado en nueve estados, cuatro de los cuales han sido gobernados por mujeres. Cabe mencionar que esta iniciativa no ha sido impulsada por sus gobernadoras.
En la historia de México, 17 mujeres han sido gobernadoras de sus estados, nueve de ellas están actualmente en funciones. De todas las gobernadoras que el País ha tenido, alrededor de la mitad alcanzó este puesto gracias a las reformas de 2019.
Debido a la cerrazón de partidos políticos, instituciones, e incluso los mismos votantes para acceder a esos puestos, las primeras gobernadoras debieron superar una exigencia mayor que la de sus pares hombres para evitar que atribuyeran cualquier fallo al hecho de ser mujer. Hoy en día nadie duda de las capacidades que ellas tienen para ejercer cualquier cargo de elección popular, pero su sexo tampoco es garantía de que impulsarán una agenda en pro de las mujeres.
Diez de 19 secretarías de Estado son, o han sido, encabezadas por mujeres. Aunque esto no ha garantizado la inclusión de la perspectiva de género en la forma de hacer políticas públicas. Al interior de estas secretarías, las mujeres no ocupan la titularidad de las áreas sustantivas y siguen confinadas en los puestos de menor ingreso, perpetuando la brecha salarial. La paridad aún no permea a todo el organigrama, generando un importante reto para la administración pública federal.