6. Apuesta institucional
Recordemos que no son las personas aisladas, sino las instituciones las que hacen que un país realmente avance progresiva, paulatina y permanentemente en la mejora de las condiciones de vida, protección de derechos humanos y el velar por los intereses de los sectores más vulnerables. Los caudillos ya han hecho demasiado daño. Así no.
7. Intolerancia a abusos
Es impresionante que sigamos viendo cómo el número de víctimas en el país siga creciendo y no haya una mayor indignación generalizada. No es normal ni nos debemos acostumbrar a que se acumulen homicidios, desparecidos, feminicidios, secuestros, derecho de piso, extorsión, etc.
Se requiere un hasta aquí generalizado ante la indolencia de quienes dicen saber gobernar y que no hacen nada, y además muestran estar coludidos con la delincuencia organizada, por si algo faltaba. Igualmente debemos oponernos al militarismo pues puede embargar el futuro de tareas que deben ser siempre civiles, y no dejar que las fuerzas armadas se corrompan al acostumbrarse a manejar grandes presupuestos.
8. Comunicación eficaz
Para lograr todo lo anterior es menester tocar las hebras más sensibles de la población. Sentido común y consistencia científica son insuficientes. Hay que ver cómo se penetra en la mente del electorado para que se despierte la emotividad de realmente entusiasmarse con un mejor futuro para el país.
Es indispensable hablarle en lenguaje simple en el que los ciudadanos de a pie sepan que todos son parte del diseño y ejecución de un nuevo país. El gran enemigo a vencer es el abstencionismo. Si salimos a votar masivamente ni el gobierno, ni la delincuencia organizada pueden pervertir la decisión ciudadana. De lo contrario las riendas democráticas se diluyen y debilitan por delincuentes.
Evidentemente la lista podría crecer, pero lo que queremos es destacar algunas de las tareas y funciones más importantes de lo que requerimos hacer como sociedad si no queremos que en 2024 pueda llegar a refrendar mandato Morena.
El país no resiste otro sexenio de destrucción. Por ello se requiere que todos los actores no sumisos al gobierno asuman altura de miras para poner a un lado sus intereses y velar por algo mucho más importante como es el caso de nuestro país, un México libre, justo, democrático, próspero y equitativo. Ni más ni menos. Todos somos responsables del destino.
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Notas del editor:
Juan Francisco Torres Landa es Miembro Directivo de UNE.