La organización mundial Ciudades Unidas y Gobiernos Locales (UCLG por sus siglas en inglés) está reuniendo a voces globales de la sociedad civil y gobiernos locales y regionales para definir las prioridades de política pública y la focalización de las agendas globales. La intención es generar un pacto hacia el futuro que incluya a todos los tomadores de decisiones, es decir, realizar las consultas necesarias para tener propuestas de recomendaciones y soluciones integrales que reflejen las prioridades locales y se integren en prioridades regionales.
#ColumnaInvitada | La vida municipal, la reforma pendiente
En un momento en el que el multilateralismo es fuertemente cuestionado, este tipo de esfuerzos pueden cambiar las dinámicas que generalmente se utilizan para trabajar los acuerdos globales. Mientras que las grandes decisiones se negocian entre los gobiernos y después se busca lograr su aplicación nacional, UCLG genera una plataforma de diálogo incluyente entre los gobiernos locales, la sociedad civil y varios organizaciones globales.
Los gobiernos locales son los más cercanos a la gente, en ellos depositamos la esperanza de que resolverán nuestros problemas más inmediatos, a ellos se llevamos las propuestas para mejorar nuestras comunidades, y a ellos les encomendamos la seguridad de nuestras familias. Sin embargo, a pesar de que los gobiernos locales son la primera instancia de trabajo con la gente, también atraviesan una crisis de confianza pública como sucede con otros niveles de gobierno y desde luego con las instituciones globales.
Durante las últimas décadas, México ha experimentado numerosas reformas que modificaron sustancialmente la legislación en derechos humanos, se crearon instituciones que dan certeza a nuestra economía y fortalecido nuestra democracia, se modificaron las reglas de diversas industrias y hasta se cambió la tenencia de la tierra y la relación con las iglesias. A pesar de tantas reformas, en México prácticamente olvidamos al municipio: no lo mejoramos, no revisamos sus leyes ni sus finanzas, no dimos seguimiento a las prácticas de seguridad ni al ejercicio presupuestal.
De acuerdo con el estudio “Contexto de las finanzas públicas municipales” del IMCO, el 73% de los ingresos municipales provienen de la federación o los estados. Las transferencias federales y estatales crecieron 440% en términos reales entre 1994 y 2018, mientras que los ingresos propios municipales aumentaron sólo 120% en el mismo periodo. Desde el lado del gasto, el estudio indica que 35% se destina a servicios personales, y únicamente el 23% a infraestructura y 9% a transferencias y subsidios. Es decir, el problema en los municipios no parece un asunto financiero, sino de rendición de cuentas y transparencia, y un debilitamiento constante en sus capacidades.
Existen muchas experiencias exitosas en el mundo que nos permiten aprender de las mejores prácticas, y de los diálogos más serios que se están llevando a cabo. En esta etapa en la que debemos revitalizar nuestras economías, y volverlas mucho más incluyentes, no podemos olvidar el papel de los gobiernos nacionales y locales, y desde luego, el de la sociedad civil. Si logramos fortalecer al municipio y demandar los resultados que esperamos de nuestros gobiernos locales, podremos reconstruir el tejido social, detonar nuevas esferas de crecimiento económico y bienestar, y generar los servicios públicos por los que estamos pagando considerables impuestos. Ojalá que en este nuevo periodo de sesiones, el Congreso de la Unión y las ciudades de México se unan a reflexiones como las de UCLG.
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Nota del editor: La autora ha sido diputada federal, fue presidenta de la Unión Interparlamentaria.
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.