Los abusos del padre Marcial Maciel, el líder de los Legionarios de Cristo, contra menores de edad comenzaron a finales de la década de los 40 y se extendieron por casi 30 años, pero pasaron todavía otros 20 para hacerse públicos. Las víctimas, entonces, ya eran adultas.
Cuando denuncié en 1997 el caso de Maciel, no tenía claro que el poder, el aislamiento y el distanciamiento familiar respecto de las y los niños son detonadores de la posibilidad del abuso pederasta.
Romper el silencio es lo más difícil para las y los menores de edad, pues llegan a sentirse responsables de haber permitido las agresiones, temen a las amenazas del victimario o a quebrantar la estabilidad familiar al ser una persona cercana.
La violencia sexual comienza con incidentes menores que progresivamente van en aumento, hasta que hay una falta de control por parte del agresor.
Por medio de la intimidación, en una relación de poder asimétrica, la víctima es convencida u obligada a no revelar lo que ocurre. La niña, niño o adolescente experimenta desamparo de las figuras parentales e impotencia cuando los adultos son informados, pero les cuestionan la falta de autoprotección.
Este 19 de noviembre se conmemoró el Día Mundial para la Prevención del Abuso Sexual Infantil, una iniciativa de la Fundación de la Cumbre Mundial de la Mujer, que surgió en el año 2000 para visibilizar, prevenir y combatir esas agresiones.
De acuerdo con datos del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, entre 2020 y 2021 los delitos sexuales de acoso, abuso y violación aumentaron 406% en sus reportes.
En el periodo enero-octubre de este año, por la Línea de Seguridad y el Chat de Confianza se recibieron 238 reportes relacionados con menores de entre 12 y 17 años, por 47 registrados en el mismo periodo de 2020.
El incremento revela la visibilización de las agresiones sexuales contra menores de edad, una fase indispensable para la prevención y el combate a los agresores.
Alcanzar esta etapa significa que las víctimas ya decidieron romper el silencio y transitaron por una fase de divulgación, generalmente poco convincente, del ataque en la que los adultos llegan a descalificar las acusaciones.
Fomentar e incentivar la denuncia de abuso sexual contra niñas, niños y adolescentes requiere crear un medio ambiente favorecedor para que el menor o el adulto que sepan o sospechen del delito puedan expresarse sin temor al aislamiento.
El análisis de los datos del Consejo revela que el principal aumento se dio en los reportes por abuso sexual, entendido como la acción de obligar a una persona a realizar actos sexuales (tocamientos) u observarlos, sin el propósito de llegar a la cópula.
El incremento en estos casos fue de 648%, al pasar de 21 reportes en 2020 a 157 en 2021. El 94% de las víctimas son mujeres y el 88% buscó ayuda a través del chat de WhatsApp, lo que indica que es el canal donde este grupo etario siente mayor seguridad para expresar sus necesidades.
La radiografía indica que el abuso sexual contra menores es perpetrado por familiares cercanos –abuelos, padrastros, tíos, padres o primos–, seguidos de maestros y sacerdotes.
Los reportes de acoso aumentaron 260% y los de violación 200%.
El Consejo Ciudadano ofrece asesoría psicológica y jurídica gratuita, 24/7, a todo el país, por la Línea de Seguridad y el Chat de Confianza 55 5533 5533.
La mayoría de las ocasiones, el comportamiento de los abusadores no presenta características evidentes, de ahí la importancia de establecer canales de comunicación y prevención entre los encargados de la crianza.
En 1997, en una investigación periodística, revelé los abusos sexuales cometidos por el padre Marcial Maciel contra decenas –en una estimación conservadora– de menores de edad. Habían pasado ya más de 20 años.
Es tiempo de acortar esas distancias.
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Notas del editor:
El autor es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México ( @elconsejomx ).
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.
