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Saskia Niño de Rivera: “Seguimos revictimizando a quien sufre violencia sexual”

La presidenta de la organización civil Reinserta, coautora del libro ‘No es no’, urge a las autoridades a garantizar el derecho a la justicia de las personas que sufren un delito sexual.
dom 05 septiembre 2021 11:59 PM
Saskia Niño de Rivera
Saskia Niño de Rivera es licenciada en Psicología por la Universidad Iberoamericana. También tiene estudios en temas como justicia penal, población penitenciaria y derechos humanos.

En una época de rápido acceso a las plataformas digitales y en la que las personas —en especial las mujeres— cobran más valor para denunciar tratos en contra de su dignidad, resulta más sencillo que los casos de violencia sexual reciban atención pública, pero ese es apenas el primer paso para que quienes sufren estos actos puedan obtener justicia, señala la experta y activista Saskia Niño de Rivera.

Para la presidenta de la organización civil Reinserta, especializada en seguridad y derechos humanos, un ejemplo del largo camino que México aún debe recorrer en este campo es que los funcionarios de las fiscalías cotidianamente revictimizan a quienes denuncian agresiones sexuales, por lo que organismos internacionales, colectivos e investigadores urgen a que esto deje de ocurrir.

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“Seguimos fallando como país en garantizar la no revictimización y en garantizar la justicia para una sobreviviente o un sobreviviente de violencia sexual, eso me parece muy importante”, dice.

Frente al problema, Niño de Rivera y un grupo de siete colaboradores recientemente publicaron el libro No es no (editorial Aguilar), que busca fungir como “una guía” para prevenir delitos sexuales y también para ayudar a las personas a saber qué hacer en caso de llegar a sufrir uno.

Elaborado por abogados penalistas, psicólogos y trabajadores sociales —entre otros especialistas—, No es no incluye testimonios, las definiciones de los delitos sexuales previstos en las leyes mexicanas y diversos llamados a la reflexión.

Uno de ellos es que, a juicio de los autores, quienes pasan por un hecho de este tipo deben ser tratados más como “sobrevivientes” que como “víctimas”, pues el primer término alude a la capacidad de alguien para sobreponerse a una situación negativa y puede impulsar a esa persona a salir adelante de un evento traumático. Por ello, en el libro únicamente utilizan la palabra “víctima” cuando se refieren al momento en el que se cometió un delito, mientras que emplean “sobreviviente” para las etapas posteriores de un caso.

En entrevista, Niño de Rivera habla de estos conceptos, de las fallas institucionales de México para enfrentar la violencia sexual y de qué puede hacer la ciudadanía contra este problema.

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¿Cómo tomaron la decisión de hablar de “sobrevivientes” más que de “víctimas” de violencia sexual?
Hemos hecho muchísima investigación respecto a la terminología de víctimas. El término “víctima” es una característica que se le sobrepone a una persona ante una situación que vive sin querer vivirla, y automáticamente la terminología de “víctima” la caracteriza como algo en contra de su voluntad. Nos parece que la terminología de “víctima” también te mantiene en una etapa de los sucesos compleja de avanzar a la superación, porque te mantiene en una constante situación de pausa.

Entonces, nosotros decidimos usar la terminología de “sobreviviente” porque me parece que acompaña a alguien que fue víctima de un delito a que salga adelante de una situación que ella o él no decidieron enfrentar. Automáticamente, la terminología de “víctima” victimiza. Cambiarla por “sobreviviente” pone a esa persona como una persona heroica, cuando eso es lo que son las personas que sobreviven a cualquier tipo de situación de violencia, ya sea abuso, trata, secuestro, y con esa concepción psíquica es más fácil que alguien se posicione en un punto de duelo para avanzar y salir adelante de la situación que desafortunadamente le tocó vivir.

Hay quienes dicen que vivivimos en la época del #MeToo y que esto hace más fácil denunciar estos casos. ¿Coincide con eso?
Sin duda creo que hoy por hoy hay muchas más herramientas para publicar este tipo de sucesos. Me parece también que se está hablando más, lo cual le da a las personas las herramientas necesarias para quizá sentirse un poco más seguras, para encontrarse dentro de una comunidad de muchas mujeres y hombres que han pasado por lo mismo. Creo también que aún hay mucha ausencia de la denuncia oficial. Seguimos fallando como país en garantizar la no revictimización y en garantizar la justicia para una sobreviviente o un sobreviviente de violencia sexual, eso me parece muy importante.

Ahora, sí creo que el que las mujeres lo puedan empezar a hablar, y que tengan distintos medios donde saben que no son las únicas personas que están viviendo una situación, ayuda a que puedan avanzar en un proceso de sanación como tal. Pero sí, reitero, falta mucho por hacer en cuanto a que no tengamos una cifra negra tan alta y se pueda perseguir a los agresores como marca el Código Penal.

Garantizar el Estado de derecho en un país es básico para cualquier víctima y poder llegar a vivir en una situación de paz”.

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En dónde existe mayor preocupación: ¿en las deficiencias institucionales de las fiscalías o en las deficiencias legales de los códigos penales?
Sin duda en ambas, pero sí puedo decir que el trato en el momento en el que una persona llega a interponer una denuncia es el primer acercamiento que tenemos completamente reprobado. Puedes ver una encuesta, la Envipe ( Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública ), donde 78% de las personas no confía en las autoridades, considera que un Ministerio Público o un juez son personas corruptas. Son índices altísimos de ausencia de confianza a personas que son quienes deben acompañar a quienes sufren algún agravante.

También sin duda la rama legislativa tiene que actualizarse. Hay muchos estados donde aún no tipifican ciertos delitos que sabemos que son delitos. Por ejemplo, las redes sociales y las nuevas maneras de que existan agresiones sexuales… Se tiene que empezar a legislar. Si bien la “Ley Olimpia” es un avance, los estados traen rezago en este aspecto. Pero si tuviera que decir una prioridad, sería el que una sobreviviente de un delito sexual o de cualquier delito pueda llegar a un Ministerio Público y que se le garantice la no revictimización y la justicia y un acompañamiento en absolutamente todo el proceso humano. Me parece que es algo que debería ser una prioridad en la agenda de la justicia penal en México.

Desde los poderes ejecutivos, ¿hay alguno que esté destacando en este tema?
Me parece que la Conavim ( Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres ) tiene recursos y está haciendo muchas cosas. Quitaron recursos para las mujeres en el país, cuando estamos en una alerta constante de lo que hoy por hoy está pasando. Cada vez son más los estados que están en alerta de género, por ejemplo. Creo que lo que falta en México es una propuesta de una política pública integral. Hay muchos esfuerzos pero nada integral, y ahí es donde creo que tenemos que enfocarnos muchísimo más. Que dieron una capacitación, que dieron una conferencia... Sí, bueno, ¿pero de qué le sirve eso a una mujer que está viviendo un tema de violencia cuando a la vez estás quitando el dinero para los refugios, que es lo que las mujeres necesitan? Y los números están al alza. Después de la pandemia, las agresiones se intensificaron, y creo que esto sin duda tiene que ser una prioridad legislativa.

La comunicación está, las mujeres, los grupos feministas, los colectivos de mujeres, las marchas, los #MeToos, todo eso está, pero creo que se queda en el aire desde la sociedad civil en cuanto a protesta y no se baja a programas tangibles e integrales”.

¿Qué pueden hacer los ciudadanos en lo individual para combatir el problema de la violencia sexual?
Creo que es el objetivo del libro. Uno es concientizar y el conocer, es importante que se conozca. Este libro busca que la gente conozca la terminología, sus derechos, los conceptos de la violencia sexual.
En ciertos sectores se cree que “si solamente me tocó, no es abuso sexual”... ¡no!, sí es abuso sexual, justo eso. La gente cree que si no hay penetración no hay violencia sexual o que “como me trata mi jefe tocándome las pompas o diciéndome que estoy buenísima es normal”, ¡no!, justamente eso no es normal, se llama hostigamiento sexual, se llama violencia sexual, y hay que llamar a las cosas por su nombre.

Este libro no nada más es un documento escrito para víctimas como tal, sino también creo que es importante que se escriba para y que lo lea cualquier persona que pueda estar con algún familiar o amigo que esté viviendo esto, o que simplemente quiera conocer sus derechos por el tamaño de la problemática.

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