El 17 de octubre de 2019 es la fecha que pasó a la historia nacional como el día en el que el gobierno federal decidió claudicar ante la delincuencia organizada, al liberar a Ovidio Guzmán, hijo del narcotraficante Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán, argumentando básicamente que no valía la pena la detención de Ovidio, por el alto costo de vidas humanas que estaban en juego.
El ‘Culiacanazo’, como entonces se nombró a la humillación del gobierno federal por parte del Cártel de Sinaloa, fue la gran operación que serviría para catapultar la estrategia federal de “abrazos, no balazos” y fijarla en el imaginario nacional como una forma diferente de pensar la seguridad, pero resultó ser el gran fiasco y la vergüenza a nivel internacional. Fue “el choque entre crimen organizado y Estado desorganizado”, según describió los hechos la revista británica The Economist.