Y más importante aún, se habían logrado acuerdos políticos no escritos de alternancia en los órganos para asegurar un entorno de mayor negociación y convergencias. Si bien no los siguió Morena, en los hechos ha habido algo de negociación, aunque mucho menos.
Claramente, al no esperar que se regresara a una confirmación mayoritaria como la que hubo en 2018, hubo reglas de alternancia que prefirieron no escribirse por flexibilidad, pero estos tres años demuestran que ya no deben quedar solo en buenas intenciones, sino en papel.
Ante la nueva conformación de la Cámara de Diputados, Morena tuvo que ceder estos últimos días la presidencia de la JUCOPO, y se quedó con la Presidencia de la Mesa Directiva. Falta aún ver qué acuerdo se logra para la rotación anual de la JUCOPO que antes existía.
El otro espacio fundamental son las Presidencias de las Comisiones de trabajo, donde se analizan, discuten y votan todas las iniciativas y exhortos del legislativo. Al ser una nueva conformación, Morena tendrá que ceder comisiones según la normatividad interna de la Cámara.
La negociación esta ocasión no será fácil, pues Morena tendrá que negociar con la oposición qué comisiones ceder, sin perder poder. Y a su vez, la oposición tendrá que decidir también qué partido se queda con cuáles de las comisiones que logren. A más tardar, en octubre sabremos el resultado.
El Senado lleva otra dinámica esta ocasión pues al tener periodos de seis años, no fueron afectados en su composición en las elecciones de junio. Sin embargo, las negociaciones también han estado complicadas estos días.