Un segundo punto de batalla legislativa será la reforma política. Morena no ha escondido su deseo por reformar de manera profunda al INE y al Tribunal Electoral de manera que se cambie a todos los consejeros y magistrados.
La discusión, sin embargo, irá mucho más allá de la selección de líderazgos en materia electoral. Tocará temas medulares que van desde el número de legisladores y su forma de elección, al presupuesto de los partidos políticos y las reglas de fiscalización de ellos.
Las posturas también serán claras. La oposición seguramente abogará en favor de permitir recursos privados para el financiamiento de partidos porque ellos tienen mayores alianzas empresariales. Por su parte, Morena seguramente buscará reducir el número de diputados de representación proporcional porque ellos tienen una menor proporción de ellos.
Finalmente, la legislatura LXV tendrá en sus manos temas críticos que han quedado rezagados del periodo anterior. Por ejemplo, habrán de regular los términos en los que se llevará acabo la consulta de revocación de mandato de López Obrador en el 2022, la Ley General de Seguridad Privada, así como temas del sector energético, la guardia nacional.
Los legisladores además entrarán al periodo ordinario con muchos pendientes: casi 50 obligaciones transitorias de las cuales poco más del 80% tienen plazos vencidos, en algunas ocasiones desde el 2014. Por ejemplo, el CONEVAL necesita una ley para adquirir plena autonomía desde hace más de cinco años.