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La Ley de Amnistía es una gran simulación

Sin procesos claros, transparentes y efectivos para lograr la amnistía de manera expedita, la justicia que se prometía con la aprobación de esta ley continuará siendo solo eso, una promesa.
mar 17 agosto 2021 12:06 AM
La Ley de Amnistía es una gran simulación
Familiares de presos en penales del Estado de México e integrantes de la Organización Presunción de Inocencia y Derechos Humanos durante una manifestación en la Plaza de los Mártires.

Hace un año y tres meses se aprobó la Ley de Amnistía. La ley decretaba amnistía para las personas que estuvieran en prisión por abortar, por traficar o comercializar narcóticos, o para indígenas que hayan sido procesados sin un traductor. Solo beneficiaría a personas que no fueran reincidentes, que no hayan cometido delitos violentos o con armas de fuego.

La ley era justa y representaba una vía para liberar a personas encarceladas injustamente. Además, resultaba sanitariamente sensible pues el COVID-19 se esparce con fuerza en prisiones hacinadas. La idea era excelente. Tanto así que la misma oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se manifestó a favor.

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Se estimaba que el principal beneficiario de la ley fueran mujeres pues el 49% de las reclusas han sido procesadas por delitos ligados al narcotráfico y al menos 200 mujeres más sufrieron abortos espontáneos pero fueron criminalizadas. Además, se beneficiaría a 6 mil indígenas que fueron encarcelados sin intérprete y que pueden llevar décadas en prisión.

No ha sido así. Solo 5 personas se han beneficiado de la ley. Nada. Además, la cantidad de solicitudes de amnistía es irrisoria (67 solicitudes indígenas, 173 mujeres y 1,115 en total) y la velocidad con la que se resuelven también.

La Ley de Amnistía está siendo una gran simulación debido a fallas de implementación que le corresponden resolver a la secretaria de gobernación, Olga Sánchez Cordero, al ministro presidente, Arturo Zaldívar, y al líder de Morena en el Congreso, Ignacio Mier Velazco.

Tres acciones concretas deben tomarse para dejar a un lado la simulación.

Primero, se debe aumentar el personal y los recursos. El Observatorio de Amnistías estima que solo hay 65 funcionarios posiblemente dedicados a la implementación de la Ley de Amnistía y que los recursos presupuestados para el tema son completamente insuficientes. Peor aún, cada vez dieron menos, pues su presupuesto en 2021 es solo el 61% de lo gastado en 2020 para el mismo tema.

La secretaria Olga Sánchez Cordero debe demandar mayor presupuesto y convertir la Ley de Amnistía en su principal prioridad y legado, no solo por la cantidad de mujeres que pueden ser beneficiadas, sino por la urgente necesidad de justicia.

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Segundo, se deben mejorar los procesos para que la ley pueda ser implementada. Al momento la comisión encargada del tema se reúne con muy poca frecuencia y no se tiene un proceso claro para gestionar las solicitudes. Más aún, no se cuenta con información constante y transparente sobre los avances de la Ley de Amnistía por lo que conocer del tema requiere revisar las conferencias mañaneras de López Obrador o hacer solicitudes de información expresas.

Sin procesos claros, transparentes y efectivos para lograr la amnistía de manera expedita, la justicia que se prometía con la aprobación de esta ley continuará siendo solo eso, una promesa.

Finalmente, se debe crear un plan de reinserción social para las personas que sean liberadas ya que, sin ello, la posibilidad de reincidencia aumenta. Este plan deberá desarrollarse en todas las entidades federativas algo que, no se ha hecho, en parte porque la gran mayoría de los gobernadores no han aprobado una ley de amnistía local armonizada con las reglas federales.

López Obrador ya ha comenzado a sugerir que pronto aumentará sus acciones en favor de la amnistía. En particular, ha mencionado que intentará liberar a los reos que no han recibido sentencia por más de 10 años, a quienes hayan sido torturados o a personas mayores de 64 años con enfermedades crónicas y que no hayan cometido delitos graves.

La sugerencia es justa y me parece acertada. Sin embargo, de nada servirá si no se cuentan con recursos para implementarla. La Ley de Amnistía lo ha mostrado con creces. El trabajo no termina cuando algo popular se aprueba en el congreso o por medio de un decreto. El trabajo principal es lograr que la ley suceda. Es la política pública y no la política.

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Nota del editor:

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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