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La burla del impuesto a multinacionales

El nuevo impuesto a multinacionales del G20 es una decepción, un atentado contra las clases medias y un legitimador de la desigualdad.
mar 13 julio 2021 12:02 AM
Acuerdos del G20.jpeg
El G20 acordó fijar impuestos a las multinacionales digitales.

El G20, es decir los países más ricos del mundo, acordaron este fin de semana establecer una tasa de impuesto corporativa mínima del 15% a fin de erradicar la existencia de paraísos fiscales. La noticia ha sido celebrada como “histórica” pues será adoptada por 132 países a partir del 2023.

La realidad es que esta medida no solo no es histórica, sino que normaliza la desventaja en la que se encuentra la clase media con respecto a las empresas y la profunda desigualdad de los sistemas fiscales del mundo. La medida se disfraza de progresiva sin serlo. Y pero aún, afectará a países como México.

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Esto se debe a tres razones:

La primera es que el impuesto mínimo acordado es extremadamente bajo, y por tanto sigue creando incentivos para que las tasas corporativas de todo el mundo bajen. La tasa de impuesto corporativa promedio de la OCDE es de 26%. De hecho, salvo las islas del Caribe y un puñado de países como Irlanda, Paraguay y Bulgaria, la gran mayoría de los países tienen tasas corporativas mucho mayores al 15%.

La tasa del 15% es tan baja que sentará un precedente para que las tasas corporativas de otros países se perciban como “poco competitivas” y comiencen esfuerzos para bajarlas. La propuesta inicial de Estados Unidos era del 21%, una tasa aún baja, pero incluso a ese nivel fue rechazada. El acuerdo protegió a las empresas más grandes del mundo a costa de una distribución justa del ingreso global.

La segunda razón por la que el impuesto a las multinacionales no es celebrable es porque es regresivo. Favorece a los países ricos en detrimento de los pobres. Esto se debe a que el acuerdo incluye una regla para que las multinacionales paguen menos impuestos en los países en los que producen y más en los países en donde venden. Debido a la disparidad de poder de consumo entre los países productores (lugares como Vietnam, China y México) y los países donde se concentra el consumo (Estados Unidos y Europa), el impuesto será de facto una transferencia de recursos a los más ricos.

La lógica de este cambio era evitar casos como el de Apple en Irlanda. Es decir, evitar que compañías (Apple) pretendieran que su valor se crea en un países de bajo impuesto corporativo (Irlanda) para pagar sus impuesto ahí en vez de en su verdadero país de origen (Estados Unidos). Evitar ese abuso era una buena idea. Lo malo es que el mal diseño de las reglas del G20 hará que, en realidad, los únicos beneficiarios sean los países más ricos.

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Finalmente, la ley legitima la desigualdad pues impone una tasa corporativa mínima muy inferior de lo que pagaría una persona de clase media. Las clases medias en México, por ejemplo, pagan impuestos por el 21% de sus ingresos. Las empresas más grandes del mundo terminarán pagando menos que eso.

Esto pone en desventaja, globalmente, a las clases medias y normaliza un mundo en el que las empresas no redistribuyen sus ganancias millonarias. Particularmente, en cuando a los impuestos digitales pues el acuerdo tiene una clausula en donde impide que los países suban de manera unilateral los impuestos.

México debió haber tenido el valor de rechazar el acuerdo del G20. Debió haber demando, con un país supuestamente gobernado por la izquierda, que el G20 dejara a un lado sus simulaciones.

Habrá quien diga que esto es solo un primer paso. No lo es. Toda la literatura que conocemos sobre impuestos muestra que los incentivos son a bajar las tasas, no a subirlas a través del tiempo.

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La pandemia era una coyuntura histórica para que el G20 lograra un acuerdo realmente redistributivo. Por ejemplo, mediante el establecimiento de un impuesto a la riqueza que poseen los grandes billonarios del mundo. No lo hizo. Y México, el gobierno de López Obrador, calló y bajó la cabeza. Qué vergüenza.

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Nota del editor:

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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Morena Beneficios fiscales Secretaría de Hacienda y Crédito Público

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