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1 año con TMEC: ¿y las oportunidades?

Los retos para la correcta implementación del TMEC están probando ser muchos, y profundos. Tanto de lado de EUA como del mexicano. Y estos retos van mucho más allá de la coyuntura de la pandemia.
lun 05 julio 2021 09:21 AM
TMEC
Firma de modificaciones al TMEC en 2019.

El 1 de julio se cumplió un año de la entrada en vigor del Tratado con EUA y Canadá (TMEC), después de un tortuoso camino de negociación del original TLCAN, que comenzó en el gobierno anterior ante la presión del entonces Presidente Trump hacia México.

A pesar de la manera tan abrupta de renegociar este importante tratado, el TMEC trajo consigo importantes oportunidades para varios sectores económicos, además de incluir un capítulo para el fomento de las MiPyMEs y su incorporación en las cadenas de valor de la región.

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Se abrieron nuevas áreas como el sector servicios y el comercio electrónico, que son actividades económicas que hoy proliferan en todo el mundo. Y más a partir de la pandemia.

También, lamentablemente, el nuevo tratado trajo importantes riesgos para México. Uno muy importante es el laboral, en el que quedó en desventaja México ante la mala negociación de la última etapa, ya a cargo de la actual administración con Jesús Seade como negociador.

A pesar de los riesgos, el TMEC parecía que sería un gran instrumento de activación económica y atracción de inversiones. Un tratado de avanzada a nivel global que serviría también como una herramienta de certidumbre jurídica a los inversionistas.

Sin embargo, la entrada en vigor del TMEC se dio en una coyuntura nada optimista para México, tanto por las características de nuestro gobierno actual, como por las características del nuevo gobierno de EUA, con el Presidente Biden.

Los retos para la correcta implementación del TMEC están probando ser muchos, y profundos. Tanto de lado de EUA como del mexicano. Y estos retos van mucho más allá de la coyuntura de la pandemia.

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En el caso de EUA, la administración Biden-Harris llega en condiciones muy complejas que obligan al Presidente Biden a enfocarse en la vida interna de su país, minimizando su atención a México, y priorizando agendas como la migración por razones mediáticas.

Adicionalmente, parecen no tener pleno entendimiento del entorno político, ni conocimiento sobre la región de América Latina, particularmente México y Centroamérica, y la relevancia para sus planes de gobierno en EUA.

Un punto muy preocupante es que Biden-Harris es el gobierno más cooptado por las corporaciones sindicales estadunidenses en muchos años. Su influencia ha sido evidente tanto en nombramientos del gabinete como en su narrativa sobre TMEC.

Y más preocupante aún es que esos sindicatos de EUA, liderados por la histórica AFL-CIO, tienen vínculos demasiado cercanos con “activistas” y abogados laborales mexicanos de muy dudosa reputación, como Susana Prieto, quien protegida por la 4T será Diputada Federal.

Esto ha generado, con la proclividad de varios funcionarios, que tengamos ya dos denuncias formales de EUA contra México en el marco del Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida creado en el TMEC. Dos casos poco sustentados, y armados por esos “activistas” mexicanos para la AFL-CIO.

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Y del lado mexicano, el TMEC tiene el reto fundamental de un gobierno que no cree en el respeto a la legalidad y en el estado de derecho como condiciones indispensables para un entorno de inversión sano, que haga atractivo a México.

Un gobierno que no está entendiendo la gran oportunidad histórica del TMEC en la actual coyuntura en que EUA busca reducir su dependencia de Asia para sus cadenas de suministro, que debería trasladarse a México si fuéramos atractivos y diéramos certidumbre.

Un gobierno ideologizado que ha tomado decisiones desastrosas en sectores económicos clave como el energético, o el de alimentos y bebidas, o el farmacéutico, que junto con el automotriz generan de las principales cadenas de valor en la región.

En un entorno global de regionalismos y proteccionismos, se abre una gran ventana para América del Norte gracias a los nuevos elementos del TMEC; sin embargo, este entorno cae en la peor coyuntura, que es tener dos gobiernos poco preparados (o dispuestos) para aprovecharla.

No se prevé que en los próximos años que coincidirán los actuales gobiernos de ambos países, se logre un aprovechamiento real del TMEC, lo que significará valiosos años perdidos en un escenario de gran competencia global.

Muchos actores en México teníamos la esperanza de que el nuevo gobierno de EUA, al ser más institucional que el anterior, sirviera de mayor presión para que el gobierno mexicano se condujera con mayor legalidad. Pero eso no parece que llegará.

Aún peor, no parece que el propio gobierno de EUA vaya a apegarse a la legalidad del TMEC, al menos no en temas como el laboral, del cual claramente están abusando con casos prefabricados y poco sustentados, por quedar bien con sus poderosos sindicatos.

No cabe duda de que el TMEC es uno de los mejores tratados comerciales que hay actualmente, al menos en el papel. De lo que sí cabe duda es de que vaya a aprovecharse todo su potencial por México y EUA, ante la coyuntura actual de los gobiernos que tenemos.

Esperemos que pronto vean nuestros gobiernos la relevancia estratégica del TMEC, y que trabajen rápido en su correcta implementación, para que no se vuelva un documento muerto que además genere la percepción de que los tratados no funcionan. Sería muy peligroso en el entorno internacional actual.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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