El gasto total en infraestructura educativa [1] se ha reducido dramáticamente a partir de 2013. Cayó 54% en ocho años. Tan sólo de 2013 a 2014 el gasto ejercido cayó 21%, y desde entonces no ha habido incrementos que logren recuperar los niveles de gasto. El panorama inmediato lo empeora todo: para 2021 se aprobó un gasto en este rubro de 15.4 mil millones de pesos (mmdp), 12% menos que el ejercido en 2020.
Los recortes del gasto en infraestructura educativa son provocados por reducciones en la inversión de la Secretaría de Educación Pública (SEP), específicamente la que se realiza en la infraestructura de educación básica (recordemos de cada 10 alumnos que asisten a escuelas públicas siete se encuentran cursando algún nivel de la educación básica). La caída en el presupuesto de esta Secretaría fue de tal magnitud, que pasó de representar el 58% del presupuesto total en inversión educativa en 2012 a abarcar apenas el 4% en 2021. Parte de estos recortes se deben a la desaparición de programas presupuestarios y a la extinción del Instituto Nacional de Infraestructura Educativa, como parte de la Reforma Educativa de 2019.