Como lo hace un buen árbitro, el INE y su presidente, Lorenzo Córdova, han quedado mal con todos, y es que justo ese es su trabajo. Aunque como es lógico, al morenismo, acostumbrado a dar órdenes en todos lados, le resulta incómoda esta independencia y por eso se ha lanzado contra ellos.
Córdova, quien se ha distinguido por su preparación y temple ante las estridencias y ataques por parte de Palacio Nacional, ha resistido junto con Ciro Murayama todo tipo de embestidas. Desde la polémica por los gastos del instituto, la cancelación de candidaturas (Félix Salgado, Morón y otras de otros partidos), hasta la descalificación ad hominem, y las amenazas a su integridad personal. Frente a todo esto, Lorenzo se ha mantenido estoico, demostrando su compromiso con la democracia mexicana, así como la imparcialidad de nuestras instituciones electorales.
Institución ejemplar
Córdova es responsable de que el próximo domingo, día en el que las y los mexicanos elegirán más de 19,000 cargos, todo funcione como reloj. Y, si de por sí es una tarea titánica, súmele un contexto en el que la polarización, la división y la violencia, imperan.
Eso sí, a pesar de que, desde Palacio Nacional, San Lázaro o la cúpula morenista se señala y denosta sin fundamentos, el INE y don Lorenzo no han recogido el guante y se han enfocado en que los comicios tengan lugar bajo condiciones de normalidad y con todas las medidas necesarias en el marco de la pandemia por COVID-19.
Para todo eso, contarán con un auténtico ejército de ciudadanas y ciudadanos comprometidos que, a pesar del riesgo, saldrán a instalar cada una de las 164,000 casillas y contar cada uno de los votos. Y es que aunque haya quienes insistan en condenarlo, lo cierto es que el INE no solo es su Consejo General, sino que son los ciudadanos. Por eso y aunque les pese en Palacio, el INE tiene mayor credibilidad que el gobierno.