Por ello es fundamental recordar el por qué es seguro votar en México.
Primero, porque sólo pueden hacerlo las personas que se encuentran en el listado nominal. Cada uno de los más de 93 millones y medio de personas inscritas en dicho listado fue supervisada y avalada por todos los partidos políticos a nivel distrital, local y nacional por medio de sus comisiones de vigilancia.
No pueden votar muertos ni puede haber rasurados. No, no pueden.
Desde 1993 las credenciales para votar cuentan con fotografía. El elector se identifica con ella en la mesa de votación y además, revisan que su nombre aparezca en el listado y que no tenga líquido indeleble en su pulgar.
No lo constata una sola persona, sino seis funcionarios y funcionarias de casilla que fueron seleccionadas al azar, por medio de dos sorteos, y que son quienes reciben, cuentan y registran el voto de sus vecinos.
Este año, el INE seleccionó aleatoriamente a 12 millones 300,000 mexicanos y mexicanas y visitó al 99.98% de ellas en sus casas. Lo hizo siguiendo una ruta de visita con un orden particular que permite verificar el trabajo realizado, así como que exista imparcialidad en los recorridos.
Estos funcionarios, además, están acompañados en todo momento por representantes de partidos políticos. Este año se registraron casi 3 millones de representantes generales y de casilla. En 2018, por ejemplo, el 99.3% de las casillas tuvo al menos un representante de partido presente el día de la jornada electoral y el 98.1% tuvo al menos a dos representantes de candidaturas contrarias.