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#LaEstampa | Oztoyahualco

Resulta que alguien está construyendo no sé qué adefesio en Oztoyahualco, a unos metros de la zona arqueológica de Teotihuacán. ¿No podemos proteger la magia de los antiguos moradores de nuestro país?
jue 27 mayo 2021 11:59 PM
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Obras irregulares en Oztoyahualco.

Hace algunos años tuve una experiencia religiosa: descendí a las entrañas de Teotihuacan. Gracias a la generosidad del INAH, y en especial de Sergio Gómez, el gran arqueólogo encargado del proyecto, pude recorrer el excepcional túnel que termina, luego de 103 metros, en el corazón de la Pirámide de Quetzalcóatl. El túnel había permanecido oculto al menos 1,700 años cuando Gómez y su equipo lo descubrieron. Encontraron dentro cientos de objetos de una enorme belleza.

La sensación al llegar al umbral de la última cámara y respirar el aire húmedo del corazón teotihuacano es difícil de describir. Lo recuerdo perfectamente y aún ahora me conmueve profundamente. Salvo el nacimiento de mis hijos, es lo más cercano que he estado a Dios, y lo digo sin cursilerías.

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Al salir recibí una sorpresa de distinta índole. Acompañé a Sergio al lugar donde su grupo de trabajo catalogaba las piezas, tesoros absolutos de la humanidad. Sergio me confesó que trabajaban con muy poco. La estantería de plástico donde descansaban enormes caracoles labrados de miles de años de antigüedad había sido regalo de, según recuerdo, la BBC. ¿Cómo era posible que un equipo tan extraordinario trabajara en una misión tan extraordinaria con tan pobres recursos?

Pues es que es México. Y México, o su peor versión, es capaz de esas barbaridades. Ahora, de nuevo gracias a una declaración de Sergio Gómez, nos enteramos de la última locura, del último ejemplo de descuido.

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Resulta que alguien está construyendo no sé qué adefesio en Oztoyahualco, a unos metros de la zona arqueológica más conocida, pero parte, sin duda, del área que merece de la más absoluta protección.

La construcción amenaza con pisotear vestigios fundamentales para seguir revelando los secretos teotihuacanos, que son muchos y maravillosos. Pero sobre todo amenaza con pisotear el legado de México y de la humanidad. Y es aquí donde vale la pregunta: ¿no podemos hacer algo bien? ¿No podemos al menos proteger la magia de los antiguos moradores de nuestro país? ¿Tenemos que encontrar la manera de joderlo todo, de ser ejemplo de descuido? A cuidar Teotihuacan. A como dé lugar. Ya. Hoy.

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Nota del editor:

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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