¿Cómo evaluar los resultados de las próximas elecciones? ¿Con qué contrastarlos para hacer inteligible su significado? ¿Conforme a qué criterios se pueden estimar ganadores y perdedores?
En 2018, Andrés Manuel López Obrador tuvo 53% de los votos en la elección presidencial. Una hazaña, un hito, lo que ningún presidente en la historia de la democracia mexicana. Esa cifra, sin embargo, es irrelevante en el contexto del proceso electoral de este año. Porque López Obrador se ha metido de lleno en la contienda, pero su nombre no está en la boleta. Por mucho que haya interferido en la campaña, él no es candidato. Eso no significa que los comicios que vienen, particularmente a nivel federal, no tengan una dimensión plebiscitaria respecto a su mandato. Claro que lo tienen, como toda elección intermedia en un régimen presidencial. Más bien lo que significa es que el próximo 6 de julio no habrá, en rigor, ningún resultado con el que ese 53% pueda compararse. Son peras y manzanas, pues.