Porque ese resultado, de confirmarse, convertiría al PT y al PVEM en partidos bisagra: el primero con cerca de 45 diputados (9%); y el segundo, con aproximadamente 48 (10%). Sus votos adquirirían, en consecuencia, un valor decisivo. Sin al menos uno de ellos, Morena ya no tendría la capacidad de seguir impulsando tan fácilmente su agenda. Y con ellos, una eventual coalición antilopezobradorista (PAN, PRI y PRD) podría no solo bloquear cualquier iniciativa presidencial sino, a su vez, tener el músculo para legislar por sí misma.
Hoy el PAN tiene 78 diputados; el PRI, 48; y el PRD, 11. Juntos conforman el 27%. Pero las proyecciones apuntan a que sus números mejorarán. En números gruesos, el PAN ganaría 81, el PRI 61 y el PRD 24, con lo cual la proporción de la Cámara bajo su control ascendería a 33.2%, un 0.01% por debajo de lo que necesitarían para poder ejercer veto de facto sobre cualquier iniciativa de reforma a la Constitución.
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En la legislatura que va de salida, la bancada de MC tiene 26 curules (5%). Dicho partido no se montó a ninguna de las dos grandes coaliciones en disputa, apostando por ubicarse como un posible “fiel de la balanza”. Los pronósticos anticipan que en la siguiente legislatura su bancada podría estar compuesta por más o menos 14 diputados (3%), un contingente legislativo demasiado pequeño como para hacer diferencia respecto a la integración de una mayoría absoluta (MC y Morena no sumarían 50%; tampoco MC y PRI, PAN y PRD), pero crucial para poder darle una mayoría calificada a la coalición lopezobradorista (MC, Morena, PVEM y PT llegarían al 67%) o el susodicho poder de veto constitucional a la coalición antilopezobradorista (MC, PRI, PAN y PRD alcanzarían el 36%).