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#LaEstampa | El asesinato de Abel Murrieta

En México, hay un asunto que eclipsa todos los demás, aunque los políticos no siempre lo reconozcan: la inseguridad. La muerte de Murrieta ilustra el desamparo que existe a escala municipal.
jue 20 mayo 2021 11:59 PM
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Imagen del asesinato de Abel Murrieta.

El asesinato brutal de Abel Murrieta en Ciudad Obregón, Sonora, me recordó una conversación que tuve hace más de una década con un funcionario experto en inteligencia y seguridad en México.

Le pregunté cuánto tiempo duraría la crisis de violencia en el país. Veinticinco años al menos, me contestó. Luego le pregunté cuál era, entonces, el mayor reto de la vida mexicana. Me explicó que México enfrenta una larga lista de desafíos, la mayoría de difícil solución: pobreza, corrupción, un frágil estado de derecho, etcétera. Pero, hay un asunto que eclipsa absolutamente todos los demás, aunque los políticos no siempre lo reconozcan: la inseguridad. “Es el famoso elefante en el cuarto. Ahí está, ocupándolo todo, aunque nadie quiera hablar de él”, me dijo.

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Más allá de que creo que habría que buscar otro animal para describir la ferocidad del fenómeno, el elefante no muestra señales de dejarnos en paz.

La escena de la muerte de Murrieta ilustra a la perfección el desamparo que existe en México a escala municipal. Nadie está a salvo en un país en el que un asesino decide plantarse frente a un político reconocido, un candidato en plena campaña para acribillarlo con una decena de balazos, dejándolo tirado en la acera como algo desechable, como un despojo, rodeado de los volantes que repartía segundos antes, en pleno ejercicio de su derecho ciudadano.

Y esa es la tragedia de México. Hay muchas otras, pero esa es la más inmediata y urgente. Porque, aunque la pobreza y la desigualdad son indignantes y aprietan hasta la muerte a millones, el desamparo frente a los criminales, esa noción de que la muerte está ahí, a la vuelta, es igualmente grave. O quizá más. Nadie puede respirar en paz si el crimen actúa con esa impunidad. No hay manera de gobernar cuando hay un Estado paralelo. Para muestra, el cuerpo inerme de Abel Murrieta.

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Nota del editor:

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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