Una de las preguntas centrales para los demócratas en la última elección era si Joe Biden, un hombre de larga trayectoria como moderado, se atrevería, de ganar la presidencia, a adoptar al menos parte de la agenda del ala progresista del partido. Muchos supusieron que las prioridades progresistas quedarían relegadas y Biden seguiría la pauta que ha marcado su carrera en Washington: una suerte de obstinación conciliatoria que, en tiempos de polarización, auguraba parálisis y timidez de proyecto.
¡Cómo cambian las cosas!