El accidente de la línea 12 del Metro no debió suceder, pero pasó. Ocurrió porque la corrupción en nuestro país mata más de lo que estamos dispuestos a admitir. Desde los inicios, la construcción de esta línea estuvo marcada por acusaciones de corrupción.
Esta línea se inauguró en 2012, para el 2013 se hablaba de la negligencia y corrupción en su construcción. El Senado presentó un punto de acuerdo para investigarla, se reportaban inundaciones goteras, así como otras fallas a tan solo un año de la inauguración. La auditoria reportó costos extras y obras que no se realizaron.
En 2014 se tuvieron que realizar cierres para hacer mantenimiento a una obra costosísima y recién inaugurada, este cierre se justificó por fallas graves en el tramo elevado, así como riesgo por descarrilamiento.
La Asamblea Legislativa del Distrito Federal en 2015 determinó que, en la obra, por lo menos, se había cometido peculado, pagos individuos, uso indebido del ejercicio público, ejercicio indebido de atribuciones. ¿Se hizo algo al respecto? Claramente no.
La Línea 12 desde su nacimiento estuvo marcada por la corrupción y en su camino hubo quienes pudieron haber dado un golpe de timón, pero en lugar de eso siguieron adelante hasta llegar al desastre que vivimos el lunes pasado.
¿Quiénes han estado vinculados a la obra? Marcelo Ebrard, actual Secretario de Relaciones Exteriores; Mario Delgado, actual presidente de Morena; Enrique Horcasitas, también Miguel Ángel Mancera y Joel Ortega, quienes en su momento hicieron los mantenimientos y dejaron que siguiera funcionando, sin olvidar que no hay que dejar de lado a la jefa de gobierno y a su gabinete, después del temblor de 2017 la línea quedó con afectaciones visibles y como hemos visto, sin mantenimiento adecuado, no sólo a esta línea sino a todo el Sistema de Transporte Colectivo Metro.
La corrupción debe parar, ¿cuántas veces hemos escuchado al presidente decir que las escaleras se barren de arriba hacia abajo? mucho ha dicho y poco ha hecho. Este es un excelente momento para demostrar que quiere terminar con la corrupción. Se necesita una investigación a fondo y deslindar responsabilidades.
No queremos que como siempre culpen al maquinista, albañil o maestro de obras, queremos total transparencia y rendición de cuentas. Queremos la verdad, por aquellos que ayer perdieron la vida, por aquellos que su vida no volverá a ser la misma. Por todos los mexicanos que estamos en manos de este gobierno.
La corrupción mata y los que están ligada a ellos se convierten en asesinos y cómplices. ¿De qué lado va a estar el gobierno? ¿Entenderá el presidente y su equipo el momento histórico? O se escudaran en politiquería electoral de siempre y que tanto señalaban cuando eran la oposición.
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Nota del editor: Jimena Cándano estudió la licenciatura de Derecho en la Universidad Iberoamericana. Obtuvo el grado de Maestría en Administración Pública con enfoque en Desarrollo Comunitario y Transformación Social en la Universidad de Nueva York. Actualmente es la Directora Ejecutiva de la Fundación Reintegra. Síguela en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.