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#ColumnaInvitada | Desmantelar la democracia: ¡Que se vayan todos!

Hacemos alusión a este título que en este caso se refiere al desdén y facilismo político que apuesta al desmantelamiento de las instituciones democráticas.
jue 06 mayo 2021 11:00 AM
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo el jueves 29 de abril que que buscará una reforma a la administración pública para “quitar” o modificar a los órganos constitucionalmente autónomos, entre ellos, el Instituto Nacional Electoral (INE). Señaló que además de costosísimo, no ha resguardado la democracia. “Podría estar en el Poder Judicial, un poder autónomo, independiente, con gente integra, honesta, intachable, pero no lo que estamos ahora padeciendo”, refirió.
El presidente y su partido han alentado el discurso de la confrontación.

Estos tiempos convulsos en la política mexicana se han caracterizado por discursos que día a día polarizan a la sociedad y comprometen el futuro de la democracia. Sin pretender comparar la crisis política que vivimos en México con el movimiento social argentino, hacemos alusión a este título que en este caso se refiere al desdén y facilismo político que apuesta al desmantelamiento de las instituciones democráticas.

Y es que si bien es cierto que las y los representantes políticos que hoy nos gobiernan llegaron a diversos cargos públicos a través de un proceso electoral dotados de legitimidad, resulta preocupante que hoy sea anulada cualquier opinión o decisión política que no apruebe un frente unido de moral incuestionable.

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Estamos en una coyuntura política en la que el respeto al Estado de Derecho, de forma y de fondo, no se percibe de forma clara porque aparentemente éste debe ajustarse al proyecto político del partido en el poder. En contrasentido de una democracia moderna, liberal y de leyes; excluyendo a los opositores, los conservadores y a todos y a todas quienes piensen distinto. Por lo que no queda claro dónde están los límites para quienes nos gobiernan, si pensamos en una democracia como un sistema de instituciones que perviven y gobernantes que cambian (Woldenberg, 2017).

Felix Salgado, el senador con licencia y quien fuera candidato a la gubernatura del estado de Guerrero, advirtió que convocará al Congreso de la Unión para impulsar una reforma electoral y judicial para desaparecer al Instituto Nacional Electoral (INE) y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación porque este ratificó el retiro de su candidatura al no entregar su reporte de gastos de precampaña.

Recientemente, declaró que, si no le regresaban la candidatura, no habría elecciones, y que esta sería la última elección que organiza el INE y su Consejero Presidente, Lorenzo Córdova. Declaraciones que indican que el movimiento político y social que representa se asume por encima de las instituciones y los procedimientos que definen a nuestro sistema electoral. Y queda de manifiesto, cuando la hija de Félix, Evelyn Salgado, formará parte de la encuesta de Morena para su reemplazo; de tal suerte, que si esto ocurre, este político ganaría, aun perdiendo.

Mario Delgado, presidente nacional de Morena, declaró por su parte, que estas instituciones electorales pretenden devaluar el voto del pueblo, al cambiar las reglas electorales del INE, que evitarán la sobrerrepresentación mediante la vía plurinominal en la Cámara de Diputados. Lo que resulta contradictorio porque Morena hoy defiende lo que antes criticó en los buenos tiempos del priismo. A esto se suman los comentarios del Presidente de México en la Conferencia de Prensa Matutina, en la que sostuvo que alista una reforma para desaparecer a los órganos autónomos, así como una iniciativa de reforma por la “indefensión” en la que quedaron los candidatos de Morena.

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Con esta narrativa, se impulsa un desmantelamiento de las instituciones democráticas que se crearon durante décadas, apostando a una lucha permanente entre buenos y malos, entre ellos y nosotros. Discurso que busca consolidar de forma unipersonal el proyecto político del presidente, que no ha sido posible contener por la desdibujada oposición política en el país y la falta de contrapesos que se requieren.

Falta esperar el resultado de las elecciones, pero puede anticiparse, que, si no gana la mayoría en el Congreso este partido político, se cuestionará el resultado, a los ganadores y a las autoridades electorales. Siendo entonces las instituciones las que podrán gestionar los conflictos democráticos, a fin de evitar estos antagonismos que elevan las tensiones políticas y una inestabilidad llena de incertidumbre.

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Nota del editor:

La autora es Directora de División de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno, Campus Puebla. Vocera de la Iniciativa de Transparencia y Anticorrupción del Tecnológico de Monterrey.

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