Los tiempos electorales podrán haberse abreviado en comparación con procesos pasados, lo que parece haberse incrementado es el deterioro del discurso público, la cantidad de promesas y ofertas inviables y la polarización política, todo esto en medio de un ambiente tóxico de cacofonías encontradas y de infodemia de noticias falsas o medias verdades debidamente manipuladas desde ambos lados del espectro político.
Las elecciones intermedias, como la del 2021, tienden a mostrar una reducción en la participación de los electores, si a esto agregamos un ambiente crispado y degradante que se manifiesta 24/7 en varios de los chats de nuestros celulares y los riesgos intrínsecos de la pandemia, puede suponerse que la reducción habitual en votantes, propia de los procesos electorales intermedios, tiene el riesgo de bajar aún más. Sin embargo, las condiciones que rodean a estas elecciones las hacen una de las más importantes en décadas, por lo que sería lamentable que la participación ciudadana en las urnas no estuviera a la altura de las circunstancias.