A mediados del año pasado, el progreso acelerado del desarrollo de las vacunas parecía prometer una salida a la crisis de la pandemia. A poco más de un año de que se reportó el primer caso de COVID-19 en México, el escenario parece no haber cambiado a pesar de esos avances. La dependencia en la importación de las vacunas implica que no podremos bajar la guardia por varios meses más, aún después de un año en el que las y los trabajadores de salud lo han entregado todo por atender a sus pacientes y en el que varias familias han tenido que encontrar maneras de sostenerse. Tristemente, esta situación continuará mientras no nos alcancen las dosis de vacunas.
#ColumnaInvitada | Superar la pandemia: más allá de las vacunas
La dependencia en la importación de las vacunas implica que no podremos bajar la guardia por varios meses más, se requiere una solución internacional al abasto.
@GabyCuevas
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Es cierto que ha faltado la solidaridad en la respuesta global. La pandemia representa un problema compartido para la comunidad internacional que exige una solución colectiva y que implica que nadie estará realmente seguro hasta que todas las personas estén protegidas, sin embargo, los razonamientos unilaterales llevan la delantera por ahora. El acaparamiento de las vacunas disponibles a través de contratos es un claro ejemplo de ello. Una gran parte de países desarrollados han adquirido dosis suficientes para vacunar a toda su población dos veces , y algunos incluso podrían hacerlo hasta cinco veces. En contraste, la Directora Ejecutiva de UNICEF y el Director General de la OMS reportaban a inicios de febrero que en casi 130 países no se había aplicado ni una sola dosis de la vacuna. La COVID-19 continuará preocupándonos por muchos años más si no optamos por respuestas más solidarias, como la que ofrece el mecanismo COVAX, y no simplemente los acuerdos bilaterales.
Necesitamos pensar también en respuestas de largo plazo, tenemos que pensar más allá de la producción y distribución de las vacunas en el nivel internacional y durante la pandemia. La preparación ante emergencias exige desarrollar capacidades para su producción. India lo ha demostrado; desde antes de la pandemia ya producía alrededor del 60% de las vacunas mundiales y por ahora ya es uno de los países que más dosis ha administrado a su población. En contraste, en México hablamos de oportunidades pérdidas. Hace pocos años encabezamos la producción de vacunas a nivel mundial, pero por descuido, corrupción y falta de inversión, la paraestatal Birmex perdió la capacidad para trabajar en la producción e investigación de las vacunas. Ahora, nos vemos obligados a buscar y adquirir vacunas con otros países esperando que las farmacéuticas cumplan con sus obligaciones contractuales. Esta pandemia ciertamente no será la última y la lección es clara: para evitar otro revés como este, es indispensable fortalecer nuestro sistema de salud garantizando la cobertura universal no sólo a través de su inclusión en la Constitución como un derecho, sino a través de legislación, presupuestos y políticas que lo materialicen.
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Mientras la producción y distribución de las vacunas no sea una realidad para todos, es indispensable avanzar en los tratamientos para la COVID-19. Espero que pronto tanto el Subsecretario López Gatell y COFEPRIS puedan explicarnos por un lado, por qué no han autorizado el uso de medicamentos que han probado su eficacia y que habrían salvado la vida de miles de mexicanos, y por el otro, por qué mientras niegan ese tratamiento a miles de pacientes sí se ha utilizado para unos cuantos privilegiados (entre los que se menciona al mismo Subsecretario), ¿acaso existen vidas de primera y de segunda en México?
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Nota del editor: La autora es diputada federal, fue presidenta de la Unión Interparlamentaria.
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.
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