Las redes sociales más grandes tienen la capacidad tecnológica de controlar el contenido de sus feeds mediante algoritmos que clasifican y priorizan las publicaciones. Algunas de estas empresas incluso han establecido políticas que pueden priorizar ciertas fuentes de noticias, y prohibir o limitar otras que pueden estar produciendo contenidos de menor calidad e incluso falsos.
La iniciativa del senador Monreal se presenta como una forma de proteger la libertad de expresión y de colocar en tela de juicio el derecho que pueden tener compañías privadas de sancionar o silenciar ciertos discurso, o incluso, de promover otros. Si bien es importante debatir el papel de las empresas, y su capacidad de controlar el discurso político y público, el centrarse solo en ello deja de lado un aspecto también muy importante.
Las redes sociales se han convertido en el espacio público de facto. Son el canal oficial de comunicación entre el gobierno y el pueblo. Sin menospreciar la capacidad de alcance y de inmediatez de las mismas, y la funcionalidad que ello conlleva para la distribución de mensajes de importancia pública, las redes sociales también distribuyen información falsa. Estas pueden ser utilizadas para distribuir noticias como parte de las estrategias de ciertas empresas, o de ciertos intereses. Una confianza excesiva en la información que se obtiene de ellas, específicamente en el caso de noticias, puede tener consecuencias significativas en el desarrollo democrático de un país.
Se pueden afectar elementos esenciales de una democracia participativa, como lo son la transparencia y la rendición de cuentas así como una comunicación política efectiva entre gobierno y ciudadanos. El uso de las redes sociales como única vía de comunicación no necesariamente es efectiva, sobre todo si se depende de terceros para la difusión de información de interés nacional.
Sin embargo, tampoco existe hasta el momento una solución integral que permita erradicar las influencias nocivas de las redes sociales sin también suprimir las mismas características que las hacen populares. La información falsa se ha propagado siempre, incluso sin la ayuda de las redes sociales. Sería un error pensar que estas son la fuente del problema, cuando son parte en realidad, de un problema social y político mucho mayor.
____________________
Nota del editor: La autora es profesora investigadora de la Escuela de Comunicación en la Universidad Panamericana.
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.