Desde América Latina hasta el Medio Oriente, desde estados antagónicos con capacidad nuclear hasta potencias mundiales en competencia, la administración Biden seguramente enfrentará diversas crisis de política exterior mientras trata de resolver, o al menos enfrentar, problemas internos.
Durante su campaña, el presidente Biden habló de trabajar en fortalecer o restablecer las alianzas de Estados Unidos, particularmente con Europa y Asia. Destacó la necesidad de recuperar el liderazgo estadounidense en la Organización Mundial de la Salud y en el acuerdo climático de París. Si bien el trabajo que se necesita para alcanzar estos objetivos debe ponerse en marcha de inmediato, es probable que el presidente Biden enfrente otros retos sumamente complicados y frágiles. No se descarta una prueba de misiles de largo alcance de Corea del Norte, o continuos ataques cibernéticos y comerciales rusos y chinos, así como provocaciones constantes de Irán en el Golfo Pérsico. Esto requerirá que priorice y delegue.
El presidente Biden no es un amateur de los asuntos internacionales. El haber sido vicepresidente durante ocho años le permite tener un conocimiento sustancial, así como contactos y alianzas ya comprobados. Todos ellos serán fundamentales para afrontar los próximos retos.
De entre los desafíos en materia de política exterior, destaca la relación con China y Rusia; la áspera relación con Corea del Norte; y el Plan de Acción Integral Conjunto conocido como el acuerdo nuclear de Irán.
Se espera que las medidas tomadas por la previa administración hacia China continúen, aunque en coordinación con los aliados regionales. El presidente Biden, como lo hizo Donald Trump, tendrá como objetivo disminuir cualquier amenaza a los intereses estadounidenses en materia comercial, especialmente las acciones de China en el Mar de China Meridional.
Por otro lado, y a pesar de cierta continuidad en materia de políticas comerciales, existen diferencias profundas. Biden ha sido crítico con el historial de derechos humanos de China. También ha expresado su preocupación por los riesgos de seguridad y vigilancia de las telecomunicaciones chinas. La nueva administración sin duda aprovechará sus lazos con naciones como Australia, India y Japón, para contrarrestar a Beijing.