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#ColumnaInvitada | ¿Qué viene en la agenda internacional del presidente Biden?

Con en COVID, la economía interna y el problema del racismo en la agenda nacional, parecería que la agenda internacional de EU podría pasar a un segundo plano, pero no podrá ser así.
jue 28 enero 2021 11:00 AM
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Como vicepresidente, Joe Biden se reunió con López Obrador.

Los retos que asume el presidente Joseph R. Biden son muchos, y su foco central en los próximos meses será seguramente su agenda nacional. Encabezando la lista de prioridades, la crisis de salud derivada de la pandemia del virus SARS CoV2, y la necesidad de poner en marcha una de las campañas de vacunación más ambiciosas en ese país, son en sí mismo suficientes problemas que se deberán de atender.

Sumando a ello, se observan otros retos de igual magnitud, como lo son el reactivar la economía de Estados Unidos y abordar el racismo sistémico y la desigualdad económica. Con problemas de esa dimensión en la agenda nacional, parecería que la agenda en materia internacional podría pasar a un segundo plano. Sin embargo, en el ámbito internacional los problemas no son pocos, y muchos de ellos también podrían poner a prueba a la nueva administración.

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Desde América Latina hasta el Medio Oriente, desde estados antagónicos con capacidad nuclear hasta potencias mundiales en competencia, la administración Biden seguramente enfrentará diversas crisis de política exterior mientras trata de resolver, o al menos enfrentar, problemas internos.

Durante su campaña, el presidente Biden habló de trabajar en fortalecer o restablecer las alianzas de Estados Unidos, particularmente con Europa y Asia. Destacó la necesidad de recuperar el liderazgo estadounidense en la Organización Mundial de la Salud y en el acuerdo climático de París. Si bien el trabajo que se necesita para alcanzar estos objetivos debe ponerse en marcha de inmediato, es probable que el presidente Biden enfrente otros retos sumamente complicados y frágiles. No se descarta una prueba de misiles de largo alcance de Corea del Norte, o continuos ataques cibernéticos y comerciales rusos y chinos, así como provocaciones constantes de Irán en el Golfo Pérsico. Esto requerirá que priorice y delegue.

El presidente Biden no es un amateur de los asuntos internacionales. El haber sido vicepresidente durante ocho años le permite tener un conocimiento sustancial, así como contactos y alianzas ya comprobados. Todos ellos serán fundamentales para afrontar los próximos retos.

De entre los desafíos en materia de política exterior, destaca la relación con China y Rusia; la áspera relación con Corea del Norte; y el Plan de Acción Integral Conjunto conocido como el acuerdo nuclear de Irán.

Se espera que las medidas tomadas por la previa administración hacia China continúen, aunque en coordinación con los aliados regionales. El presidente Biden, como lo hizo Donald Trump, tendrá como objetivo disminuir cualquier amenaza a los intereses estadounidenses en materia comercial, especialmente las acciones de China en el Mar de China Meridional.

Por otro lado, y a pesar de cierta continuidad en materia de políticas comerciales, existen diferencias profundas. Biden ha sido crítico con el historial de derechos humanos de China. También ha expresado su preocupación por los riesgos de seguridad y vigilancia de las telecomunicaciones chinas. La nueva administración sin duda aprovechará sus lazos con naciones como Australia, India y Japón, para contrarrestar a Beijing.

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Sobre Rusia, a pesar de la afinidad de Trump por su homólogo Vladimir Putin, su administración empujó políticas agresivas para aislar a Moscú. El presidente Biden probablemente mantendrá esta misma dirección. Sumado a las sanciones comerciales, otro de los retos en la relación entre Rusia y los Estados Unidos es el Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (Nuevo START), que expira en febrero de este año, a menos que ambas partes acuerden una extensión.

Otros desafíos iniciales incluirán responder a los ciberataques rusos efectuados a más de una docena de agencias federales; el gasoducto Nord Stream 2 que conecta Rusia con Alemania, que está casi terminado a pesar de los esfuerzos de Washington por obstaculizar el proyecto; y el envenenamiento y la última detención del líder de la oposición rusa Alexey Navalny.

En los últimos años, Corea del Norte ha logrado un impresionante desarrollo de sus armas nucleares. A nivel internacional, se considera ya la posibilidad de tener que generar un acuerdo que al menos congele su programa. A pesar de ello, por el momento el presidente Biden ha dicho que no negociaría directamente con el líder Norcoreano Kim Jong Un. Se anticipan negociaciones de trabajo entre los equipos, mas no hay claridad si Estados Unidos aceptaría un acuerdo a corto plazo para abrir la puerta a una solución a más largo plazo. Mientras tanto, Biden anunció que trabajará para reforzar las sanciones de la ONU contra Pyongyang.

El expresidente Trump cumplió su promesa de anular el pacto nuclear con Irán. Ahora, el nuevo presidente ha prometido reetablecer relaciones diplomáticas con Teherán. Sin embargo, retomar la relación donde la dejó el expresidente Obama no será tan simple. El presidente Biden afirmó que si Irán vuelve a cumplir estrictamente con el acuerdo nuclear, Estados Unidos volvería a unirse al acuerdo como punto de partida para las negociaciones de seguimiento. Sin embargo, Irán tiene en estos momentos 12 veces más la cantidad de uranio enriquecido permitido bajo el acuerdo nuclear, lo que le permitiría influir significativamente en las negociaciones. Ello a pesar de una economía colapsada, con una contracción de 6.8% en 2019-2020, de acuerdo al Banco Mundial.

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Todos estos, sin duda, son desafíos que por sí mismos serán complicados de manejar y, que en su conjunto, no necesariamente encontrarán causes adecuados en cuatros años. Sin embargo, es posible adelantar que los resultados del manejo de la agenda en materia de política exterior serán diferentes a los observador después de cuatros años de un gobierno complicado, cuya retórica de “fuego y furia” dañó la reputación de Estados Unidos y su posición en el mundo.

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Nota del editor: La autora es profesora investigadora de la Escuela de Comunicación en la Universidad Panamericana.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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