Estábamos en la Cumbre del G-20 en Hamburgo en 2017 y comenzaba la sesión del reporte de la Organización Mundial de la Salud a los jefes de Estado. La mesa estaba presidida por Angela Merkel y recuerdo entre muchos a Theresa May, Emmanuel Macron, Shinzo Abe y a Donald Trump. Fue la primera vez que este foro contemplaba a la salud como uno de los ejes centrales de su agenda, e incluso se hizo un ejercicio de simulación de emergencia sanitaria.
El entonces y aún director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, habló de la importancia de la cobertura universal de salud y de la necesidad de que los países estuvieran preparados de manera adecuada para resolver los apremiantes retos globales del sector. Se destacaron los esfuerzos de prevención, preparación y respuesta; se urgió a fortalecer las capacidades para enfrentar emergencias sanitarias, y se insistió en la necesidad de incrementar la inversión en investigación y desarrollo.