Se avanzó mucho, se lograron acuerdos complejos que no se habían alcanzado por años, se firmaron compromisos, se realizaron planes y planos, pero muy poco llegó a concretarse.
Con cada ciclo político y cada gobierno en cada país se inauguraron visiones diferentes, con prioridades cambiantes y nuevas formas de hacer las cosas. En estos procesos se perdieron oportunidades y momentum. Lo bueno es que el momentum y las oportunidades también se ganan. Y en la nueva época que se inaugurará con la administración Biden, tenemos que aprovechar el hecho de que pocos políticos estadounidenses conocen y están sensibilizados como él sobre esta problemática. Conoce el terreno, a su gente y sus problemáticas más profundas.
Un nuevo impulso al desarrollo de Centroamérica por la vía de una cooperación internacional renovada, focalizada y efectiva, es quizá más posible hoy que nunca. Sería un extraordinario mensaje de aliento, por ejemplo, ver construirse dos cruces fronterizos formales más entre México y Guatemala tan indispensables entre Carmen Xhan y Nuevo Orizaba, o entre éste y Bethel; y el poder mejorar la infraestructura del lado guatemalteco en al menos 5 de los 10 cruces fronterizos formales existentes; y el actualizar la tecnología disponible en ambos lados de la franja fronteriza para facilitar el despacho de mercancías y detectar contrabando y actividad criminal; y el hacer efectiva y eficiente la unión aduanera entre los tres países del Triángulo Norte; y llevar gas y electricidad desde México hasta Colombia pasando por toda la subregión mejorando significativamente su competitividad.
La oportunidad llama. Abrámosle la puerta.
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La autora fue servidora pública por más de 25 años, ex-Subsecretaria de Relaciones Exteriores, Sedesol, Hacienda y Senadora con Licencia.
Nota del editor: las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.