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#LaEstampa | La patraña del fraude

Lo del fraude en las elecciones en Estados Unidos es una patraña. No hay ninguna evidencia de un fraude electoral concertado y masivo.
jue 12 noviembre 2020 11:59 PM
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El presidente Trump se niega a aceptar su derrota.

Se veía venir. No solo eso: lo vimos venir en este mismo espacio. Donald Trump se niega a aceptar su derrota en la elección del 3 de noviembre. Porque no cabe duda: Trump perdió, y perdió con absoluta claridad.

Al final, Joe Biden lo superará por 5 millones de sufragios en el conteo del voto popular. Biden habrá ganado cinco estados que Trump se llevó en el 2016, incluidos Arizona y, con toda seguridad, Georgia, que no habían elegido a un candidato demócrata en décadas.

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En Michigan, Wisconsin y Pensilvania, los tres estados clave de la elección, el margen de Biden será de más de 200 mil votos, más del doble de la ventaja que le permitió a Trump alcanzar la presidencia hace cuatro años. En suma, una victoria clara, tan clara o más que la que llevó a Trump a la Casa Blanca.

¿Por qué, entonces, no acepta su derrota el presidente republicano? ¿Por qué insiste en la patraña de un supuesto fraude? Porque tampoco cabe duda: lo del fraude es una patraña. No hay ninguna evidencia de un fraude electoral concertado y masivo – una confabulación mayúscula en contra de uno de los contendientes en busca de la presidencia – en toda la historia moderna de Estados Unidos. Simplemente no hay evidencia.

En esta ocasión, las pruebas que Trump dice tener no comprueban otra cosa más que los errores normales de una democracia. Solo a los tercos y los fanáticos no les cabe en la cabeza que no es lo mismo una democracia imperfecta que una democracia corrupta y fraudulenta. En gran medida por los retos específicos de la pandemia y en otros por la falta de acuerdo en las legislaturas locales para establecer maneras de contar más rápidas y eficaces, algunos estados se tardaron en contar los votos. Pero al final los contaron, democráticamente. Y el ganador fue Joe Biden.

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Trump ha decidido ignorar la realidad porque su intención es deslegitimar el proceso electoral, erosionar la confianza en la democracia y debilitar la presidencia de Biden desde antes de su principio.

Hay quien señala que Trump ya piensa en la campaña del 2024, en la que podrá cobrar venganza contra el hombre que, después de no aceptar una derrota evidente y democrático, seguramente tachará de ilegítimo. Esas son las razones de Trump.

Para los mexicanos, son razones de sobra conocidas. Las consecuencias, por desgracia, lo serán también.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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