Ambos bandos quieren evadir discutir los verdaderos problemas del país porque ambos tienen cola que les pisen. Son evasores y mentirosos.
Es momento de madurar la discusión y aceptar claroscuros.
Primero, a los seguidores de AMLO les haría bien una dosis de realidad, pues muchas de las decisiones que se están tomando son equivocadas y no pueden clasificarse como de izquierda.
Un gobierno de izquierda hubiera aumentado el gasto público para apoyar a los más pobres durante la pandemia, más allá de los programas sociales que ya existían. AMLO no lo hizo. La consecuencia será un aumento de hasta 10 millones en el número de pobres.
Un gobierno de izquierda no desconfiaría del estado o intentaría reducir al mínimo sus capacidades por medio de recortes presupuestales. AMLO, en cambio, ve en cada burócrata un gasto innecesario y en cada programa social que no sea una transferencia de efectivo, un intermediario corrupto.
Un gobierno de izquierda debería apoyar la conservación del medio ambiente y la igualdad de género, con una fuerza sin precedente. Los acérrimos seguidores de AMLO, en cambio, ven en el feminismo a un brazo ideológico de Calderón.