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#ColumnaInvitada | Por la juventud y por el futuro

Los cuerpos deliberativos encargados de definir las leyes aún excluyen a los jóvenes de esos espacios porque la juventud no tiene un fácil acceso a cargos de elección de popular.
jue 29 octubre 2020 11:00 AM
(Obligatorio)
Las Cámaras aún no son un espacio con alta penetración de los jóvenes.

Las personas jóvenes serán las que vivan con los efectos de las decisiones que se tomen hoy. Pero la inclusión juvenil aún es un tema pendiente. Mientras que más de la mitad de la población mundial tiene menos de 30 años, únicamente el 2.2% de los asientos en los parlamentos y poderes legislativos en el mundo son ocupados por jóvenes en este rango de edad.

Los cuerpos deliberativos encargados de definir las leyes, los presupuestos y las políticas tomarán decisiones que determinarán en gran medida su futuro, pero sus voces están ausentes en esos espacios porque la juventud está excluida de los cargos de elección de popular.

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Aún y cuando podemos señalar que México cuenta con legislación que permite algunas candidaturas desde los 21 años, e incluso algunas entidades de la República las admiten desde los 18 años, la situación de nuestro país es más bien una excepción cuando se compara con el resto del mundo. Si se consideran a los parlamentos unicamerales y a las cámaras bajas de los parlamentos bicamerales, cerca del 30% de estos no cuentan con un solo miembro con una edad menor a los 30 años. El escenario empeora con respecto a las cámaras altas, en donde ese porcentaje sube dramáticamente a 76%.

Esta tendencia ya existía antes de la pandemia del Covid-19; ahora, es preocupante notar que la pandemia no haría más que acentuar esta desigualdad. Varios estudios indican que los avances en materia de desarrollo humano e inclusión, que apenas se han logrado tras muchos años de trabajo, están deteriorándose. Nuestros jóvenes tienen que hacer frente a condiciones adversas no solamente para concluir sus estudios con regularidad, pero también para integrarse al mercado laboral, iniciar su propia empresa, continuar sus estudios o conseguir apoyos financieros.

Como el virus SARS-CoV-2 afecta en mucho menor medida a la salud de los jóvenes que a la de las personas mayores de 60 años, poco se ha hablado de las afectaciones y las soluciones que son necesarias. Pero en vista del déficit democrático, la exclusión política y las barreras que ya se han mencionado, no podemos dejar de pensar en las respuestas que debemos de dar a las nuevas generaciones.

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Una posible solución está en las cuotas a cargos de elección popular, y de hecho ya se hace en la capital de nuestro país. Las planillas de los concejales para las alcaldías deben de estar integradas por personas entre 18 y 29 años de edad, lo que abre estos espacios a voces jóvenes para que estén involucradas en las decisiones que se van a tomar. Otro aspecto relevante es facilitar la inclusión económica de los jóvenes, particularmente para que puedan introducirse al mercado laboral.

El gobierno chino decidió priorizar la estabilización del empleo este año en vez del crecimiento económico, dado que los obstáculos que podría enfrentar la población joven para encontrar un empleo después de graduarse y conservar empleos existentes. El acceso a mecanismos de financiamiento también es relevante, para que los jóvenes puedan conducir sus vidas con autonomía financiera e incluso emprender proyectos e iniciativas propias.

La inclusión de la juventud no es solamente una cuestión de justicia, también es una cuestión de sostenibilidad y de avanzar hacia un mejor futuro para la humanidad. Por lo tanto, abrir oportunidades para los jóvenes es indispensable para lograr un mundo más próspero y equitativo.

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Nota del editor: la autora es diputada federal, presidenta de la Unión Interparlamentaria.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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