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Las razones de Lozoya

Lozoya no está en el ojo público para reducir la corrupción sino para cumplir una labor aún más importante para la 4T.
lun 17 agosto 2020 11:59 PM

Hay quien cree que la vinculación a proceso de Lozoya es un caso histórico contra la corrupción de regímenes anteriores y un paso sólido en favor de la renovación de la clase política. Esa lectura no me parece correcta.

Concuerdo con que el caso es histórico, particularmente si se logra que expresidentes declaren ante las autoridades, pero ello no quiere decir que la parte medular del escándalo de Lozoya sea simplemente castigar la corrupción.

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Para la 4T, el caso Lozoya es mucho más que un simple caso de corrupción; el caso es un pase directo a una elección 2021 sin oposición, una licencia para descarrilar la discusión pública y, sobre todo, una cachetada con guante blanco a quienes se han burlado de las acusaciones López Obrador ha hecho contra los partidos tradicionales.

Es por ello que el caso de Lozoya no se trata de que alguien quede preso, ni de si los delitos han o no prescrito, el caso se trata, en realidad, de evidenciar tres cosas.

La primera cosa que se busca evidenciar es que todos los partidos son iguales, menos Morena. Todo parece indicar que el caso de Lozoya dará evidencia de que el Pacto por México no fue el resultado de que múltiples fuerzas políticas pusieran a un lado sus intereses particulares para ponerse de acuerdo sino de que el PRI los corrompió a todos. El caso mostrara con prístina claridad que, salvo Morena y otros partidos menores, no hay un solo partido tradicional que no haya traicionado a México olímpicamente. El caso le arrancará los últimos dejos de legitimidad que le quedan a la oposición y los destruirá. Lozoya hará que Morena sea, en 2021, la única alternativa.

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El segundo aspecto que se logrará con el caso Lozoya es refrendar que AMLO, y sus fuertes críticas al statu quo, siempre tuvo la razón. López Obrador ha hecho su carrera política a partir de mezclar verdades incuestionables con críticas incomprobables. Por años, López Obrador habló de la corrupción del Pacto por México, la colusión para la aprobación de la reforma energética, la falta de integridad de los partidos políticos, y mucho más sin pruebas.

El caso de Lozoya le podrá dar a AMLO la evidencia que necesita para legitimar aún más sus críticas y su forma de interpretar la historia reciente de México. No quedará duda de que López Obrador estaba en lo correcto cuando criticaba a la clase política y cuando los llamaba “mafia del poder”. Ello abrirá la puerta, no solo a una larga lista de “se los dije” sino a que otras críticas que ha hecho AMLO, críticas más infundadas, también ganen credibilidad.

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Finalmente, Lozoya le da a la 4T una oportunidad dorada para descarriar la discusión fuera de la pandemia y la violencia, y hacia el tema que llevó a López Obrador a la presidencia: la corrupción. En un principio, el intento por cambiar de tema será muy notorio, pero para 2021 se le verá cada vez más natural. Para el tiempo de la elección, la pandemia llevará mucho tiempo en los encabezados, la gente estará cansada del tema y la economía probablemente comenzará a recuperarse.

Con la economía mejorándose y el caso de Lozoya en su apogeo, López Obrador estará como pez en el agua. No solo podrá decir que lo peor ya pasó sino que podrá contar con evidencia de que está luchando contra lo que siempre dijo que lucharía: la corrupción.

Es por todo lo anterior que el caso de Lozoya no debe ser visto como un caso anti-corrupción sino como la coronación de una larga disputa por interpretar la historia política de México y sus culpables. Lozoya le dará a López Obrador un 2021 sin oposición.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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