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#ColumnaInvitada | Las armas del narcotráfico en México

La reciente visita de López Obrador a Washington fue un éxito por la entrada en vigor del T-MEC, pero fue un fracaso en seguridad, pues no se puso en la agenda bilateral el tráfico de armas.
jue 09 julio 2020 06:20 AM
atentado Omar García Harfuch
Armas incautadas tras el ataque a Omar García Harfuch.

El saldo del atentado contra el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de la CDMX fue de tres muertos y un arsenal asegurado que incluye 34 armas largas, 8 armas cortas, 7 granadas de fragmentación, 1 lanzagranadas, 96 cargadores, 2,805 cartuchos útiles y 5 fusiles Barret calibre .50 capaces de atravesar blindajes ligeros, medianos y aeronaves ligeras. ¿De dónde sacan las armas los cárteles del narcotráfico? La respuesta es simple: de Estados Unidos.

Según un estudio del Centro Internacional Woodrow Wilson, el 90% de las armas que se trafican a México, provienen de aquel país. La falta de una estrategia y controles efectivos en las fronteras y aduanas del país ha permitido que ingresen a México, miles de armas que anualmente van a parar a los arsenales de los grupos criminales y fortalecen su capacidad de fuego en contra de las labores de las fuerzas gubernamentales.

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En un recuento de utilización de armamento pesado en nuestro país durante la administración de Enrique Peña Nieto, en el año 2015, criminales del Cártel de Jalisco Nueva Generación derribaron un Helicóptero Cougar de la Fuerza Aérea Mexicana, con un lanzacohetes del tipo RPG por sus siglas en inglés (rocket-propelled grenade) en el que murieron todos sus tripulantes militares y policías federales.

Otro evento reciente donde salieron a relucir los fusiles Barret, fue en el llamado “Culiacanazo”, cuando el Gobierno Federal intentó detener sin éxito a Ovidio Guzmán, sobre quien pesaba una orden de detención provisional con fines de extradición; por lo que el Cártel de Sinaloa desplegó un poder de fuego sin precedentes para frenar la captura, haciendo presencia ametralladoras pesadas Browning y fusiles Barret que obligaron a las autoridades a liberar al delincuente, ahora sabemos que fue el Presidente quien ordenó la liberación de Ovidio, según lo informó él mismo el 19 de junio del 2020 en la conferencia diaria matutina.

El Gobierno de Estados Unidos y la mayoría de los congresistas de aquel país se han negado reiteradamente a impulsar leyes que limiten la venta de armamento de guerra en su territorio, sin mayores restricciones que presentar la licencia de conducir y llenar un formulario, alegando que se violaría la segunda enmienda de la Constitución Estadounidense. Lo que el Gobierno de Peña Nieto y ahora el de López Obrador no han podido explicar y convencer al Gobierno Americano es que sólo se pide que no se vendan armas a personas que no cumplan con los requisitos y que terminarán ingresando a territorio mexicano en complicidad con el ineficiente y corrupto sistema de aduanas de México.

El Gobierno de Calderón exigió públicamente que se frenara el tráfico de armas de Estados Unidos a México y fue un tema recurrente en la agenda bilateral entre ambos países, sin embargo, sigue sin explicarse y señalarse a los culpables de la fallida operación “Rápido y Furioso”, en la cual se hicieron “entregas controladas” de armas a los carteles de la droga, pero se les salió de control a ambos Gobiernos y terminó siendo un desastre.

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Hoy en día sólo dos grupos criminales en el país tienen la capacidad de fuego, logística y financiera para retar al Estado Mexicano como lo han demostrado: El Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación. Es tiempo de replantear los objetivos estratégicos de las autoridades federales y generar las acciones de inteligencia para detener y desarticular a estas organizaciones, que en dos sexenios distintos y con dos estrategias de seguridad distintas, pero similares, han fracasado y evidencian que los criminales están más que fortalecidos y continuarán imponiendo su lógica del terror.

La reciente visita del Presidente López Obrador a Washington fue un éxito por la entrada en vigor del T-MEC, pero fue un fracaso en torno a la seguridad, AMLO perdió la oportunidad histórica de poner en la agenda bilateral el tráfico de armas sin control en nuestro país. Hoy dos delincuentes, “el Mencho” y el hijo del Chapo continúan esperando el turno al movimiento en el tablero de ajedrez del Gobierno.

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Nota del editor: el autor ha laborado en dependencias de la Administración Pública; Secretaría de la Defensa Nacional, Centro de Investigación y Seguridad Nacional y Policía Federal. Es maestro en Ciencias Penales, profesor universitario, especialista en inteligencia y procesos de seguridad. Licenciado en Derecho, expositor y capacitador de diversos destacados diplomados en Juicios Orales, Mercadotecnia Política, entre otros. Actualmente se desempeña en el sector privado, cómo socio consultor en Consultoría “CMC Análisis e Inteligencia Empresarial”, empresa enfocada en la realización de auditorías y diagnósticos en seguridad, capacitación a cuerpos policiacos, diseño de equipos de seguridad patrimonial, investigaciones, entre otras.

Twiter: @RCelayaG

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Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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