En el mediano y largo plazo deben planear, ejecutar y evaluar –en coordinación con los propios pueblos– políticas públicas que atiendan los causas y factores estructurales de las múltiples desigualdades que se han visibilizado y profundizado en estas crisis. Y en el corto plazo, dichos gobiernos tienen la responsabilidad de crear o adecuar programas presupuestarios de subsidios –diseñados con enfoque antidiscriminatorio, antirracista y con pertinencia cultural– que permitan la distribución de recursos, bienes y servicios. Estos deben contar con reglas de operación que sean tan flexibles como sea necesario para adecuarse a las necesidades y especificidades de cada contexto –y a los propios planteamientos de quienes habitan, ocupan y utilizan en los territorios– y tan rígidas como sea indispensable para que los recursos efectivamente se destinen y lleguen ahí.
Ojalá se pudiera enfrentar una sola crisis a la vez. Lo cierto es que en esta como en otras regiones del país, hay varias emergencias que coexisten y que tienen efectos acumulativos y sinérgicos que se deben prever, evaluar y gestionar simultáneamente.
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1. Agradezco a Enrique Gallegos Madrigal por la información de los municipios con declaratoria de desastre y de los municipios con declaratoria de emergencia.
2. Las personas afectadas y los pueblos indígenas en riesgo sanitario y con pérdida en 80% de sus cultivos por las tormentas tropicales #Amanda y #Cristóbal necesitan más ayuda y protección https://tinyurl.com/y75kfgv2
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Nota del editor: la autora es feminista, Fundadora y Directora General de Cohesión Comunitaria e Innovación Social A.C.
Twitter: @SuhaylaCCIS
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.