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#ColumnaInvitada | Un plan de emergencia para CDMX

Tres acciones indispensables que deben ser impulsadas cuanto antes en la ciudad: apoyos directos a trabajadores, seguro de desempleo y créditos fiscales.
dom 26 abril 2020 08:00 AM
Espacios vacios en la Ciudad de México
Los comercios en la CDMX han cerrado por csi tres semans.

La Ciudad de México es un escenario estratégico en la batalla contra el COVID-19, como centro neurálgico de la vida nacional, pero también como uno de los motores económicos fundamentales de nuestro país.

Aquí, se genera prácticamente una quinta parte del PIB nacional, se crea la mayor proporción de empleos formales y se capta la mayor cantidad de inversión extranjera directa.

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Una situación de colapso en la Ciudad, producto de la pandemia, nos llevaría a enfrentar una crisis sin precedentes: complicaría aún más la operación de instituciones clave y sería un duro golpe –económico y político– para el país en su conjunto.

Está en el interés de los mexicanos y capitalinos que la Ciudad sea la vanguardia de la recuperación; que sea punta de lanza de los esfuerzos nacionales para frenar la pandemia y levantar la economía.

Con esta convicción, un grupo de ciudadanos con coincidencia de causas, nos dimos a la tarea de generar un Plan de Emergencia de acuerdo con los principales desafíos de la Ciudad.

Partimos de que el gobierno capitalino cuenta con un Fondo de Emergencias de 5 mil 800 millones de pesos que puede convertirse en la base de la respuesta ante el COVID-19.

Hicimos números y llegamos a la conclusión de que si bien se ha anunciado la ampliación de diversos programas y el otorgamiento de microcréditos, esto resulta insuficiente ante la dimensión de la crisis.

De acuerdo con estimaciones del sector privado, están en riesgo 1.5 millones de empleos en la Ciudad, ya que las pérdidas diarias en ventas están por encima de los 2 mil millones de pesos.

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Si a esto le sumamos el retroceso económico registrado en la Ciudad en 2019 y las tendencias recesivas en el panorama nacional y global, el impacto del COVID-19 podría agudizar el deterioro de la economía.

Lo más responsable que pueden hacer los gobiernos en un momento como este –tanto nacionales como locales– es apostar por medidas contracíclicas, que estimulen el consumo y contribuyan a que las empresas no pierdan liquidez ni capacidad de reabrir.

En todo el planeta, se está caminando en esa dirección.

En Alemania, se rompieron los cánones de la ortodoxia fiscal para ir al rescate de su economía –tanto de los pequeños negocios, los trabajadores independientes y el sector exportador– mediante un paquete de 1.1 billones de euros.

Las palabras del ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, son más que contundentes: Vamos a hacer todo lo necesario para defender a las empresas y los empleos.

Lo mismo en Estados Unidos, con un plan histórico de alrededor de 6 billones de dólares, o en Canadá, donde los 75 mil millones de dólares de su programa de emergencia se aplicarán con alto sentido social.

En México, el grueso de estos recursos tendría que venir del gobierno federal, pero la ausencia de un plan de esta naturaleza hace aún más urgente que los estados movilicen todos los fondos a su alcance.

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Para el caso de nuestra Ciudad, identificamos tres acciones indispensables, que deben ser impulsadas cuanto antes:

  • Primero: apoyos directos a 10 mil 300 trabajadores de la salud (4,500 médicos y 5,800 enfermeras) que atienden la emergencia del COVID-19, proporcionándoles el equipo que requieren para realizar su labor y evitar inadmisibles situaciones de contagio en hospitales.

De igual forma, otorgarles un ingreso extraordinario el tiempo que dure la contingencia, buscando dignificar sus condiciones de vida y en reconocimiento a la heroica labor que realizan.

Asimismo, y reconozco que esta propuesta ya esté siendo retomada, es necesario que se les brinde alojamiento gratuito en hoteles, para garantizar su derecho a un descanso adecuado y sin exponer a sus familias; lo que, a su vez, serviría de alivio para el sector hotelero.

El costo total de las medidas dirigidas a personal hospitalario sería de 515 millones de pesos.

  • Segundo: ampliar el Seguro de Desempleo a 4 mil 500 millones de pesos para apoyar, cuando menos, a 300 mil trabajadores, con una transferencia mensual de 5 mil pesos hasta por tres meses.

Esto con una doble finalidad: por un lado, que todas y todos puedan estar en casa, sin tener que arriesgarse con tal de llevar el sustento a sus hogares; y de igual forma, como medida para evitar que se deterioren aún más las condiciones de vida.

  • Tercero: un paquete de medidas fiscales que postergue, durante cinco meses, el pago de impuestos y servicios locales, como el impuesto sobre nóminas, el agua y el predial, a las micro, pequeñas y medianas empresas; subrayo que no se trata de condonar, sino de no asfixiarlas para evitar el quiebre masivo de fuentes de empleo, lo cual tendría un impacto temporal de 846 millones de pesos.
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Si bien estas tres propuestas pueden ser cubiertas con el Fondo de Emergencias, tampoco debe descartarse el uso de mayores recursos ante la dimensión de la crisis.

El gobierno capitalino está llamado a actuar con sentido de urgencia, más allá de cálculos políticos. Cada minuto perdido es una oportunidad menos para salvar vidas o evitar daños irreversibles para miles de personas, familias y empresas.

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Nota del editor: el autor es diputado ciudadano en el Congreso de la Ciudad de México.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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