Un programa de reinserción social integral lograría despresurizar el sistema penitenciario y romper los círculos de violencia.
El planteamiento de que el camino hacia la paz no pasa por la cárcel es congruente con nuestro desarrollo jurídico. No es el castigo ni la venganza, sino la responsabilidad por los actos, lo que un Estado de derecho adjudica a quienes cometen delitos.
No es aumentando la exclusión, en una cárcel con condiciones indignas, como se combate la reincidencia delictiva y la reproducción de la violencia, sino con el reconocimiento del derecho al porvenir, es decir, que delinquir no sea una opción para quienes salen de prisión.
No podemos omitir mencionar que las recientes reformas para ampliar la prisión preventiva oficiosa van en sentido contrario a la evolución de nuestro sistema penal, y hay que insistir en que es necesario abandonar ese modelo obsoleto de detener primero e investigar después. De nada serviría liberar hoy a miles de personas vulnerables, que padecen injusticias, si mañana volvemos a llenar las prisiones de presuntos culpables y de quienes habitan en los círculos de reproducción de la violencia.
Podemos empezar a cambiar un sistema punitivo y que criminaliza la pobreza. Aprobar la Ley de Amnistía ante la emergencia sanitaria no es solo un acto de justicia, sino un acto humanitario. En medio de la emergencia sanitaria no podemos ignorar a la población privada de la libertad que permanece invisible, no podemos negar la realidad en la que viven casi 200 mil personas con condiciones indignas y mucho menos pensar que el aislamiento o la suspensión de visitas contendrá la epidemia; por el contrario, agudizará aún más las problemáticas existentes.
#QuéPasóCon... la Ley de Amnistía?
Sin embargo, esto es apenas un primer paso para construir una sociedad más justa y en paz. Sería necesario impulsar iniciativas a nivel local, donde se encuentran la mayor parte de los casos; utilizar los instrumentos de la Ley Nacional de Ejecución Penal para sustituir la prisión por otras medidas cautelares donde los casos lo ameriten, y establecer acciones emergentes de reinserción social para restablecer derechos como la atención médica inmediata, la entrega de documentos de identidad o albergues para aquellas personas que no cuentan con vivienda.
En estos momentos críticos, invertir en el presente de estas personas nos permitirá darles mañana el beneficio de un futuro promisorio para la vida en sociedad.
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Nota del editor: la autora es senadora de la República por Movimiento Ciudadano.
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.