Desde el principio de la campaña por la candidatura del Partido Demócrata a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump ha buscado afanosamente un par de desenlaces.
Primero, anhelaba que los votantes demócratas eligieran a Bernie Sanders como su candidato. Trump calculaba que Sanders, que se ha definido siempre como un demócrata socialista, le permitiría polarizar al electorado y que, en ese escenario, saldría ganando. No era, a mi juicio, una apuesta descabellada. Para desgracia de Trump y fortuna del mundo, los votantes demócratas prefirieron de manera muy clara a Joe Biden.