Hay quien piensa que se debe salvar a los poseedores de grandes fortunas porque así se salva también a sus empleados –que son la clase media y son muchos. Esto ha probado ser falso. Múltiples académicos, como el Dr. Owen Zidar, profesor de la Universidad de Princeton, han demostrado que los apoyos a los más ricos son poco efectivos para generar empleos y no siempre generan crecimiento económico a nivel local.
Es decir, un rescate a grandes empresas puede ayudar (o perjudicar) a la clase media, dependiendo de las condiciones bajo las cuales se haga. El gobierno mexicano deberá pedir corresponsabilidad por parte de los empresarios que reciban apoyos. Solo así se tendrá un efecto socialmente positivo.
Hay dos formas de apoyar a la clase media ante el COVID-19.
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La primera es que debemos asegurarnos de que las clases medias y bajas cuenten con dinero suficiente para mantener un consumo básico. Esto es importante porque la realidad económica de nuestro país es tan precaria que no será posible implementar una cuarentena eficaz a menos de que se tengan apoyos económicos que salven a los negocios pequeños y medianos que poseen las clases bajas y medias.
Esto implica que se deberán ampliar de forma temporal las transferencias monetarias. Los programas prioritarios de la 4T no son suficientes para distribuir la ayuda porque se enfocan en adultos mayores y jóvenes, dejando a un lado a muchas poblaciones vulnerables, y a los negocios informales pequeños. Este apoyo puede estar condicionado a darse de alta ante el SAT. Se debe considerar detener temporalmente el pago de rentas y créditos para permitir que la clase media tenga una vivienda digna y la supervivencia de negocios chicos.