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Ayuda que mata

La discusión sobre los apoyos sociales que dan los gobiernos en el mundo debe ser cuándo acabar con la ayuda y cuál es la mejor forma de hacerlo.
mié 19 febrero 2020 06:30 AM
oportunidades pobreza programas sociales
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Al parecer en el mundo hay una tendencia y se cree que regalar dinero puede ayudar a los países a volverse desarrollados pero la evidencia nos indica que no.

La economista africana Dambisa Moyo en su libro “Dead Aid” rechaza las ayudas económicas de los países más desarrollados porque estas inyecciones de dinero son las que están hundiendo al continente africano.

La tesis principal del libro es que la ayuda de los países occidentales está matando a África, Moyo aboga por detener las ayudas económicas a los países africanos, excepto en caso de calamidades o catástrofes puntuales (como sucede cuando hay un terremoto o una sequía en el primer mundo), dejando que el continente construya una economía propia en el curso de los próximos años.

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El principal argumento de la economista para abolir la actual estructura de ayudas es que la mayoría de gobernantes africanos siguen en sus puestos porque el dinero sigue llegando desde Occidente y de esta forma se sigue apoyando a gobiernos dictatoriales.

Dambisa Moyo dice que 50 mil millones de dólares de ayuda internacional llegan a África cada año y todavía se ve la evidencia abrumadora que demuestra que esta ayuda ha hecho más pobres a los pobres. Además, el crecimiento es muy lento y deja a los países Africanos más endeudados, más propensos a la inflación, más vulnerables a los cambiantes mercados financieros, y son poco atractivos para recibir inversión extranjera.

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La autora que ha trabajado en proyectos macroeconómicos a nivel mundial divide estas ayudas en tres apartados. Las primeras son las que se reciben para aliviar los problemas puntuales de catástrofes, las segundas son las que aportan las instituciones caritativas y ONG y las terceras son las que llegan de la mano del banco mundial y otras instituciones semejantes. Son estas últimas las que, a su juicio, han causado la ruina de África.

Como apoyo a sus tesis presenta el caso de China, un inmenso país, más pobre y más habitado que muchas naciones africanas y que no ha recibido ayudas de ningún tipo. Han salido hacia adelante gracias a la laboriosidad y al espíritu innovador de los chinos. Otros casos semejantes serían los de los países bálticos.

En palabras similares a las de Moyo, también James Shikwati de Kenia ha criticado la ayuda económica —en dinero o en especie— porque, según él, tal ayuda financia a políticos corruptos y daña a los productores locales que no pueden competir en contra de mercadería regalada.

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El llamado “milagro asiático” se produjo en países a los que, por diversas razones, se les denegó la ayuda internacional o renunciaron ellos mismos a recibirla. La historia de la Europa del Este es distinta. Una vez derrumbado el socialismo histórico, ni los pueblos ni los dirigentes de aquellos países querían oír hablar de más socialismo. Transformaron sus economías y las convirtieron en capitalistas. Y se abrieron al mundo. El resultado es que de 1995 a 2007 la renta real per cápita creció en Letonia un 167 por ciento, es decir, como multiplicarlo por dos y dos tercios. Los ciudadanos de Estonia, de media, generan una renta dos veces y media superior. Lituania, República Checa y otros también han dado un salto muy grande en muy poco tiempo. Ninguno de estos países recibió la ayuda que ha recibido África.

El caso de África es distinto. Si bien el consenso en la Europa post comunista era la apuesta por las reformas favorables al mercado, a África se la mira como si fuese incapaz de crecer por sí misma. Esas ideas son, también, las que hemos exportado a América Latina.

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De 1995 a 2007, la renta media per cápita ha caído en África un 26 por ciento. La realidad es más dura si dejamos de contar los países ricos en petróleo. Nueve de los 48 países subsaharianos son hoy más pobres que en 1960.

La discusión, ahora, debe ser cuándo acabar con la ayuda y cuál es la mejor forma de hacerlo. ¿Algo similar ha pasado con la ayuda que ha recibido México durante tantos años y que no se han visto reflejados en un mejor desarrollo económico?

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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