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La Estampa | Recuperar la dignidad frente a Trump

Ahora que el T-MEC es un hecho, el gobierno de López Obrador puede dejar de temer que el tratado sea usado como un arma y hacer frente al antimexicanismo de Donald Trump, escribe León Krauze.
jue 30 enero 2020 06:05 PM
Donald Trump
Donald Trump se prepara para los comicios de noviembre, en los que buscará reelegirse, y este martes dijo que México ya está pagando el muro que él prometió construir en la frontera común.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte en su versión 2.0 es un hecho. En una ceremonia diseñada específicamente para su lucimiento personal, Donald Trump, el presidente más antimexicano de la historia moderna de Estados Unidos, firmó el acuerdo aprobado hace poco por el Senado de su país. Solo falta Canadá, pero es mero trámite.

Después de años de aparente incertidumbre, incluida la amenaza de la Casa Blanca de dinamitar el tratado en su versión anterior, el T-MEC está en marcha.

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Es una buena noticia para la economía mexicana. Pero sobre todo es una buena noticia porque, superado el reto principal de la agenda comercial, el gobierno de México puede, si así lo quiere, tratar de retomar el camino de la dignidad que el presidente López Obrador prometió en campaña.

A diferencia de Enrique Peña Nieto y su equipo, López Obrador aseguró que, aunque importante, la agenda comercial mexicana con Estados Unidos no opacaría otras prioridades, como el cuidado y la atención a los migrantes centroamericanos o la defensa de la comunidad mexicana, agredida sistemáticamente desde la Casa Blanca. Aterrado ante la posibilidad del colapso de la agenda comercial bilateral, Peña Nieto optó por bajar la cabeza y transformó la diplomacia en aquiescencia, a veces rayando en la indignidad más abyecta. En campaña, López Obrador juró y perjuró que a él no le pasaría lo mismo.

Pero le pasó. Y mucho peor.

Más del autor: La Estampa | El maltrato a los migrantes

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Bajo la amenaza de la imposición de aranceles y, más grave aún, de la implosión de las pláticas para concretar el nuevo tratado, Andrés Manuel López Obrador permitió que Trump usara la agenda migratoria como herramienta de negociación en la agenda comercial. Antes que oponer resistencia, López Obrador ordenó decir que sí a todo. A absolutamente todo. Militarizó la frontera sur, cambió la política migratoria mexicana 180 grados y aceptó el polémico y brutal programa de repatriación conocido como “Permanecer en México”. Todo con tal de evitar que el tratado no cuajara.

Bueno: ya cuajó. Listo. Se ha ido el peligro que tanto, tantísimo miedo le daba al gobierno.

¿Será posible que ahora, que Trump ya no tiene a la mano la guillotina, el presidente de México se atreva a por lo menos parecerse al hombre valiente que dijo ser en campaña? Una vez superado el reto comercial, ¿podría darse el milagro de que el gobierno mexicano recupere la dignidad frente a Trump, un hombre que no ha parado de agredir a México desde que comenzó su campaña? Veremos.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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