Estados Unidos ha tenido la peculiar costumbre histórica de exportar de todo: materias primas, manufacturas, servicios y políticas públicas. Esto último no siempre con los mejores resultados. En el paquete en que llegaba la Coca Cola, llegaban algunos artículos constitucionales, o legislación penal o, en casos extremos les caía la democracia de Madison y Jefferson con todas sus letras y los efectos que hoy conocemos.
La investigación publicada esta semana en el Washington Post muestra los efectos de esa política en 18 años de guerra en Afganistán, el conflicto armado más largo de su historia con un costo de un billón de dólares (un millón de millones) y un fracaso rotundo como resultado. En el sexenio de Felipe Calderón, Genaro García Luna y Eduardo Medina Mora México estrechó la colaboración en la guerra contra las drogas como nadie con Estados Unidos, poniendo cientos de miles de muertos a cambio de algunos cientos de millones de dólares. En otro caso, en México hicimos el sistema penal acusatorio en 2008 abandonando la vieja escuela napoleónica y siguiendo el modelo estadounidense y la realidad se impuso: Este año ya decidimos que eso de la presunción de inocencia no funciona en México para muchos delitos, como la corrupción, los delitos electorales y esas atrocidades. A la cárcel de entrada, y después ya veremos.