Ayer, cuando el presidente apareció en el patio central de Palacio Nacional para compartir su informe, algo en el escenario llamó la atención: ahí, detrás de López Obrador, en las mamparas se leía “tercer informe de gobierno al pueblo de México”.
Eso, por supuesto, es falso. López Obrador dio ayer el que por ley fue el primer informe de su gobierno, no el tercero. Pero al presidente le importa poco la realidad y la norma, sobre todo cuando no encaja con su interpretación de las cosas. Si para López Obrador el de ayer fue el tercer informe, lo fue y se acabó. La imagen es un símbolo poderoso porque ilustra a cabalidad lo que han sido los primeros nueve meses del gobierno lopezobradorista. El presidente insiste en que las cosas marchan mucho mejor de lo que demuestran los hechos. Él tiene otros datos. Si la realidad no le acomoda, sugiere ignorarla o reinterpretarla.