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Futuro 21: nostalgia, oportunismo y desesperación

Futuro 21 parece más un esfuerzo desesperado de personajes disímbolos que se unen por una misma característica: hoy se encuentran fuera de la estructura de poder, escribe Don Porfirio Salinas.
lun 26 agosto 2019 10:00 AM
Don Porfirio Salinas
Don Porfirio Salinas es híbrido de política, iniciativa privada y escenario internacional. Priista orgulloso de “el valor de nuestra estirpe” (Beatriz Paredes dixit); antagónico al Peñismo, que atentó contra esta estirpe. Convencido de la política como instrumento de construcción de país, desde cualquier trinchera.

El sábado se realizó la primera asamblea de Futuro 21, movimiento anunciado desde junio pasado como el esfuerzo del PRD por evitar su inminente desaparición del sistema de partidos mexicano.

Futuro 21 presentó un Manifiesto de la República con 10 puntos de la agenda nacional, así como 12 resolutivos sobre los objetivos y principios que regirán al movimiento. Curiosamente, ninguno de estos dos documentos está abierto al público en su página de internet.

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Llama la atención que en esta asamblea anunciaron con bombo y platillo que Futuro 21 se convertirá, en diciembre próximo, en partido político gracias a la cesión de registro del PRD. Uno esperaría que una decisión así tendría que pasar primero por consulta formal a su militancia.

Será interesante ver cómo se desarrolla la próxima asamblea nacional del PRD, en la que se supone discutirán cambios estatutarios, así como la elección de su nueva dirigencia nacional. Veremos si realmente está tan consensuada la decisión de ceder su registro a Futuro 21.

Conoce más: Futuro 21 celebra primera asamblea con críticas

Pero llama aún más la atención el tipo de personajes que asistieron, y que han acompañado este movimiento desde su creación. Caras viejas de la política, altamente cuestionados, y caracterizados muchos de ellos por fracasos electorales o por trayectorias turbias.

Lideran el movimiento los famosos Chuchos, Jesús Ortega y Jesús Zambrano. Dos viejos lobos de mar, que llevaron al PRD a su declive ante la polarización y confrontación internas que generaron en el PRD durante el tiempo que mantuvieron control de la dirigencia nacional.

Los Chuchos serán recordados, entre otras cosas, por su abierta forma de venderse al gobierno peñista con el Pacto por México. Es ampliamente sabido que este Pacto fue el instrumento para comprar, literalmente, las voluntades de las dirigencias partidistas a pesar del rechazo de sus militancias.

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Está Miguel Ángel Mancera, hoy coordinador de los 5 senadores del PRD. Exjefe de Gobierno que llevó a la Ciudad de México a su peor crisis de inseguridad en décadas. Caracterizado por profunda corrupción, por cooptar al PRD por sus aspiraciones presidenciales y pactar con el PAN.

También participa José Narro Robles, quien acaba de renunciar al PRI al no tener la menor posibilidad de ganar la presidencia del partido. Narro, que creyó que podía ser candidato presidencial del PRI, será recordado como uno de los peores Secretarios de Salud, con Peña.

Otros involucrados son personajes que fueron perdiendo la brújula por sus ambiciones personales, que se olvidaron de agendas y principios en la búsqueda de reflectores y poder.

Está un Demetrio Sodi, que saltó de partido en partido buscando el Gobierno de la CDMX; o Quadri que rompió con Nueva Alianza después de su fallida candidatura presidencial; o Purificación Carpinteyro que vivió del PAN en el Gobierno, fue Diputada del PRD y candidata de Nueva Alianza.

A esta lista se suman personajes que han generado grandes cuestionamientos a lo largo de sus carreras políticas, como Acosta Naranjo, Silvano Aureoles o Rubén Aguilar.

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En este zoológico de actores medianos de la política, resulta poco entendible la participación de algunas personas que han tenido trayectorias discretas y de cierto prestigio, como la ex priista Beatriz Pagés, o como el ex diputado Fernando Belaunzarán. Una lástima verlos en este circo.

Futuro 21 se vende como la posibilidad de generar una fuerza política que le haga un contrapeso real al actual gobierno, al que consideran populista. Un partido que aglutine a la sociedad alrededor de valores democráticos y de unidad, ante lo que llaman un entorno de división.

Según Ortega, con décadas de vida política y partidista, será un espacio que en su mayoría se conformará por personas sin militancia previa en partidos políticos para que no sean los mismos de siempre. El chiste se cuenta solo al ser, todos los fundadores, militantes de décadas.

Los fundadores de Futuro 21 dicen que construirán una opción liberal, socialdemócrata para redignificar la vida partidista de México; rechazar la visión clientelar, demagógica y populista; y competir en las elecciones de 2021 para restarle fuerza a Morena en la Cámara de Diputados.

Es interesante que persigan este tipo de objetivos, cuando los principales impulsores de este movimiento político se han dedicado a toda una trayectoria política de construcción de clientelas desde el PRD.

Es interesante, también, que se pongan como objetivo redignificar a la política, cuando muchos de ellos, desde sus diferentes trincheras, han dinamitado partidos políticos y han traicionado valores y principios en la búsqueda de poder y de beneficios personales.

Difícilmente la sociedad acompañará un movimiento de esta naturaleza, si está compuesto por personas que simplemente no han entendido la realidad social del país; que han perdido todos sus últimos procesos electorales por la profunda desconexión con la sociedad.

Lamentablemente, Futuro 21 parece más un esfuerzo desesperado de personajes disímbolos que se unen por una misma característica: hoy se encuentran fuera de la estructura de poder y buscan regresar a toda costa.

Ninguno de los renombrados ponentes de esta primera asamblea reconoció errores propios, excesos, omisiones y fracasos. Se pintaron a sí mismos como grandes demócratas preocupados por el país. Algo que no demostraron durante sus largos años viviendo del sistema.

La incongruencia y la ambición desmedida en la política mexicana de los tiempos actuales parecen no tener límites, y Futuro 21 es el vivo ejemplo.

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