Muchas empresas viven la llamada 4T con temor y una sensación creciente de vulnerabilidad. El modelo de estabilidad política se está “desintegrando”, y la incertidumbre se multiplica. La consecuencia es el silencio: las empresas tienen miedo a comunicar. No saben qué logros compartir, no hacen públicas sus inquietudes y necesidades, y a la hora de posicionar sus mensajes prefieren la discreción.
La mayoría delega el trabajo legislativo, fiscal o de evaluación económica a las cámaras o asociaciones. Ahí hay dos posiciones: el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) ha optado por la vía del diálogo y el apoyo a las metas del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, no necesariamente a las políticas. La patronal COPARMEX, dirigida por Gustavo de Hoyos, ha preferido la crítica pública y buscar una estrategia de oposición.