Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

¿Ganarle a Trump o derrotar al trumpismo?

Joe Biden encarna la esperanza de recuperar cierta “normalidad” tras la disrupción provocada por Trump, sobre las batallas que tiene que librar escribe Carlos Bravo Regidor.
mar 02 julio 2019 06:00 AM
Joe Biden
Biden es el favorito de muchos demócratas, pero para otros su pragmatismo es criticable.

Joe Biden arrancó muy arriba en las encuestas. Desde principios de año, no sólo es el precandidato presidencial más popular entre los simpatizantes del Partido Demócrata sino, además, el que sale mejor evaluado en los careos contra Donald Trump entre todo el electorado.

¿Por qué? Por ser un viejo conocido de la política estadounidense; por su trayectoria como un líder conciliador y moderado ; por ser el favorito entre los mayores de 40-45 años , que son los que suelen votar más; y por su identidad tradicional como hombre blanco originario de una pequeña ciudad de clase media trabajadora muy venida a menos (Scranton, Pennsylvania). Esto último parece crucial en tanto que podría contribuir a recuperar votantes de la región del Rustbelt (cinturón de óxido), históricamente demócrata pero que en 2016 se inclinó por Trump y volcó el colegio electoral a su favor.

Publicidad

En el contexto de la elección del 2020, Biden encarna la esperanza de recuperar cierta “normalidad” tras la disrupción provocada por Trump, de reconstruir un espacio para el votante medio que contrarreste la política de la polarización, de ir a la segura y no arriesgar con caras nuevas o propuestas poco ortodoxas.

Biden, en suma, es el favorito de los demócratas cuya prioridad es ganarle a Trump incluso a costa de transigir con el trumpismo; es decir, postulando a alguien que pueda resultar atractivo para quienes votaron por Trump. Entiéndase, sin eufemismos, lo que eso significa: no una mujer; no alguien homosexual; no una persona de ascendencia africana, latina, árabe o asiática; ni tampoco una figura con ideas abiertamente socialistas.

Recomendamos: Los históricos 40 pasos de Donald Trump en Corea del Norte

Ese “pragmatismo” pro-Biden, sin embargo, no le cuadra a muchos simpatizantes demócratas más jóvenes, más liberales, con mayores niveles de escolaridad o pertenecientes a minorías étnicas.

Se trata de un grupo diverso, que no constituye una mayoría franca dentro del partido, aunque en términos demográficos represente su porvenir , en términos mediáticos o de redes sociales sea muy visible, y en términos ideológicos sea su principal fuente de renovación tras el colapso de ese consenso que Nancy Fraser denominó “neoliberalismo progresista” .

Publicidad

Para estos otros demócratas, cuyo precandidato favorito es Bernie Sanders, seguido de Elizabeth Warren, la prioridad no es solo contar con un candidato competitivo. Es convertir su partido en una alternativa de izquierda que se atreva a decir su nombre y a reconocerse como tal, con plataforma y base social propias, capaz de derrotar al trumpismo sin tener que transigir con él.

El dilema, escoger a un candidato centrista que le gane a Trump o transformarse en un nuevo partido popular-progresista que derrote al trumpismo, no se solucionará fácil ni rápidamente. No es una decisión que tome una persona o un grupo de notables.

Te puede interesar: Ivanka se afianza como una de las principales colaboradoras de Donald Trump

Además, hay muchos otros precandidatos (Kamala Harris, Peter Buttigieg, Beto O’Rourke, Cory Booker, Amy Klobuchar o Julian Castro) que podrían cambiar la ecuación o dar una sorpresa. En todo caso, será un proceso lento, colectivo, azaroso, que se irá resolviendo sobre la marcha de los debates, los caucuses (asambleas) y las elecciones primarias en los estados, hasta desembocar en la Convención Nacional Demócrata de julio del 2020.

Publicidad

Es improbable que el partido se fracture o que el ala que pierda le escatime su apoyo al candidato que logre la nominación. Los centristas podrán ser mayoría, pero el futuro del partido está en los jóvenes y las minorías que quieren un partido más a la izquierda. Esos jóvenes y minorías, no obstante, no tienen ninguna posibilidad de ganar sin los centristas.

La forma como unos y otros resuelvan el dilema definirá la identidad del partido demócrata tras la era de Clinton y Obama. Ojalá que también sea una era post-trumpismo y post-Trump.

_________________
Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

MGID Recomienda

Newsletter

Los hechos que a la sociedad mexicana nos interesan.

Publicidad

Publicidad