"Cuando estaba avanzando el tren mucha gente no dejaba de llorar porque perdía a sus seres queridos", rememoró el hombre, quien pidió a instituciones internacionales que apoyen a la población civil, especialmente a los infantes.
Tras largas horas en el tren, llegaron a Leópolis, casi en frontera con Rumanía, desde donde hicieron el último tramo en bus y otros transportes terrestres hasta arribar a la ciudad de Bucarest, capital de Rumanía.
La salvación de México
El pasado 4 de marzo, un avión de la Fuerza Aérea Mexicana procedente de Rumanía aterrizó a la capital mexicana con 81 personas evacuadas desde Ucrania, en su mayoría mexicanos residentes en el país invadido por Rusia.
En este primer avión —el segundo se encuentra ahora mismo en la región para rescatar a una segunda tanda de personas— se evacuó a un total de 81 personas: 44 mexicanos, 28 ucranianos, 7 ecuatorianos, un peruano y un australiano, además de un perro.
Javier ahora se encuentra a salvo, pero lamentó haber dejado atrás buena parte de su vida tras una difícil decisión que se tomó "con la cabeza fría", pero con mucho dolor.
Llegó a Ciudad Juárez prácticamente con lo que llevaba puesto, sin sus instrumentos de música, sus muebles e incluso sus mascotas.
"Hubo un punto en donde el dinero no importaba, no había de dónde sacar dinero. Pero la oración de la gente nos ayudó", dijo el hombre, cuyo "mayor deseo" es el fin de la guerra.
Que se piense cuánto vale la vida humana
Javier Don Lucas Pelayo
Aunque su caso es diferente, al tratarse de un mexicano que regresa a su tierra natal, en la frontera norte del país se han dado también desde comienzos de marzo las primeras llegadas de decenas rusos y ucranianos que escapan de la guerra y, como tanto otros miles de migrantes, buscan cruzar a Estados Unidos para comenzar una nueva vida.