Serymar Soto Azúa, tenía 21 años cuando murió atropellada, presuntamente, por su prometido, Jorge Alejandro “N”, en 2017; dejó a su hijo Romeo en la orfandad. Eugenia tenía tres hijos cuando fue asesinada, presuntamente, por su pareja; dejó a tres hijos. Jazmín salió a llevar a su hijo a la escuela, pero no volvió; ellas fueron víctimas homicidio por razones de género, pero el daño no quedó allí, sus muertes generaron otras víctimas colaterales: niños huérfanos derivados de esos feminicidios.
En México, se estima que hay al menos 3,000 niños que están en situación de orfandad luego de que sus madres fueron asesinadas, aunque ese número podría ser mayor, estima Nadine Gasman, titular del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).