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José de la Colina fallece a los 85 años, pero deja un gran legado literario

José de la Colina llegó a México a los seis años, exiliado de España, y con el tiempo se fue convirtiendo en un referente de la literatura y el periodismo en este país.
lun 04 noviembre 2019 07:26 PM
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José de la Colina recibió varios premios y fue homenajeado por sus aportaciones a la literatura y el periodismo cultural de México.

El escritor José de la Colina falleció este lunes a los 85 años de edad en su casa de la Ciudad de México.

La Secretaría de Cultura y el diario Milenio, en el que colaboró durante años con su columna Inmortales del momento , lamentaron el fallecimiento del también ensayista, periodista y crítico literario.

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José de la Colina nació en Santander, España, el 29 de marzo de 1934. Llegó a México cuando apenas tenía seis años de edad, huyendo junto con su familia de la dictadura de Francisco Franco.

Hijo de un impresor, militante anarcosindicalista y capitán de la infantería republicana. Junto con sus hermanos y madre, José fue exiliado a Francia y Bélgica mientras su padre combatía en el frente. Tras ser vencida la República española, la familia viajó a República Dominicana, Cuba y finalmente a México, donde radicaba desde 1940.

Fue amigo del director de cine español Luis Buñuel y del poeta Octavio Paz, quien en numerosas ocasiones exaltó la calidad de prosa de De la Colina.

En 1955 publicó su primer libro, ‘Cuentos para vencer la muerte’, y su paso por el periodismo cultural marcó a las revistas ‘Nuevo Cine’, ‘Plural’, ‘Revista Mexicana de Literatura’ y ‘Vuelta’; además, durante dos décadas dirigió el Semanario Cultural del diario Novedades.

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Varias de las obras de José de la Colina fueron llevadas a la pantalla grande por el cineasta Paul Leduc.

La calidad literaria y periodística de José de la Colina fue reconocida con diversos premios, entre ellos el Nacional de Periodismo Cultural (1984), el Mazatlán de Literatura (2002, por 'Libertades imaginarias') y el Xavier Villaurrutia: de escritores para escritores (2013, por 'De libertades fantasmas o de la literatura como juego').

También fue reconocido con la Medalla de Bellas Artes en 2009 y homenajeado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) en 2005.

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El poetaOctavio Paz dijo en algún momento sobre José de la Colina: “La figura de este solitario es ejemplar por más de un motivo: como director y animador de revistas y suplementos culturales, como crítico y cronista de la literatura y del cine, como narrador y cuentista, como traductor. Dije solitario pero me apresuro a añadir: cordial. Podría haber dicho también, sin jugar con las oposiciones, apasionado e irónico, estricto y generoso, colérico y tierno. Una conciencia insobornable, un amigo abierto y leal, un escritor singular: su prosa es una de las mejores de México. Más que un solitario, un libertario: más que un libertario, un espíritu libre”.

Mientras que el ensayista y también poeta Adolfo Castañón describía su persona y obra como “El placer del cuento bien contado, del ensayo bien resuelto y de la traducción bien fraguada y cristalizada serían las agujas de la brújula que lo guía por el laberinto de la prosa. Hombre de gusto y hombre bueno, José de la Colina se ha deslizado por el plano oblicuo de las letras mexicanas sin hacer mucho ruido, como quien no quiere la cosa innovándolo todo con modo pero sin ruido ni bombo ni platillo. Ha sido también un polemista honrado y valiente que, en su momento, ha sabido exorcizar algunos demonios ideológicos incrustados en este o aquel cuerpo editorial. Pero ha sido, además de un escritor admirable y un lector pertinaz e inquisitivo, curioso y curiosísimo, un hombre valiente que no ha tenido miedo de andar a pie por las calles de la literatura y portarse como un decente peatón en medio de las mentiras bilingües, los pretextos partidarios y las conciencias satisfechas.”

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