Las diferencias más marcadas
1.- Su relación con Trump. El ya expresidente de Estados Unidos Donald Trump tuvo una relación política muy distinta con ambos. Mientras con Biden protagonizó debates particularmente hostiles en la campaña e intentó revertir su victoria electoral por todos los medios, tuvo un gran entendimiento con el mandatario mexicano.
Trump y López Obrador mostraron buena sintonía pese a empezar con todas las apuestas en contra. Esa armonía cristalizó cuando el mexicano visitó Washington en julio, en la que es su única salida al exterior hasta el momento.
2.- La gestión económica ante la crisis del COVID-19. México es de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con una menor inversión en medidas contracíclicas para paliar la crisis económica derivada de la pandemia. En su lugar, implementó en los primeros meses de contingencia algunas ayudas contables y otorgó microcréditos.
Por el contrario, los demócratas empujaron en el Congreso para que se aprobaran un plan de estímulo fiscal. De hecho, Biden ya ha presentado el primer plan de apoyo económico que pretende impulsar como presidente y supone 1.9 billones de dólares.
3.- Transición energética. Uno de los caballos de batalla del nuevo mandatario estadounidense durante la campaña fue la transición a las energías limpias para contener la crisis climática. Biden propuso gastar 2 billones de dólares en proyectos de energías limpias en cuatro años y planteó cancelar las emisiones de carbono de las centrales eléctricas en 2035.
López Obrador ha hecho todo lo contrario en sus dos primeros años de Gobierno, en los que se ha empeñado en salvar las empresas estatales de energía Petróleos Mexicanos (Pemex) y Comisión Federal de Electricidad (CFE), lejos de los estándares de contaminación requeridos por la comunidad internacional.
Esa cruzada por reflotar las compañías públicas le ha llevado a impulsar varias políticas para restringir las energías renovables en México.